La amnesia colonial y el escándalo Windrush

 
 

Todxs los pertenecientes de la diáspora africana en países europeos hemos visto las diversas historias y trayectorias de nuestras familias, comunidades  y ancestros omitidas de la educación formal y los medios de comunicación. La amnesia colonial, la ausencia de la historia colonial en la memoria colectiva, sigue siendo una de las herramientas más insidiosas de opresión contra las comunidades afrodescendientes.

En Reino Unido durante los últimos 6 meses hemos visto sacado a la luz un escándalo nacional que nos ha recordado al daño extremo que puede hacer un país que sistemáticamente se olvida de su pasado colonial. Nos ha demostrado cómo la amnesia colonial se manifiesta en la política y la ley, y cómo a través de éstas es capaz de quitar los derechos, negar la ciudadanía, y poner las vidas directamente en peligro.

Este escándalo tiene sus raíces en las consecuencias de una política de inmigración que tiene como fin crear un ambiente cada vez más hostil para los inmigrantes, y en este caso una que no ha tenido en cuenta de sus propios antecedentes, causando un impacto tremendamente perjudicial en las vidas y el bienestar de muchos ciudadanxs afrodescendientes y racializados de países ex miembros del Antigua Imperio Británico, mayoritariamente afro caribeñxs, los cuales vinieron al Reino Unido en la época pos guerra de los años 50 y 60. A esta generación de personas les llama ´the Windrush generation´, nombrado por el barco, Empire Windrush, que llevó el primer flujo de migrantes afrocaribeñxs al Reino Unido en 1948, invitados al país en su momento como ´Ciudadanxs del Reino Unido y Las Colonias´.

Un poco de contexto..
En esos días no existían las mismas formalidades burocráticas de inmigración que tenemos hoy en día. Lxs ciudadanxs de la Commonwealth eran sujetos británicos y durante un periodo de tiempo tuvieron el derecho de mover libremente por todos los países pertenecientes a los territorios del Reino Unido. Sin los visados o papeles de los cuales estamos acostumbrados estos día. Aunque también cabe recordar que muchos habrían venido con pasaportes británicos si nacieron antes de la independencia de su respectivo país.

Archive1.jpg

 

En 1971, cuando ya había demasiados negrxs en el país y después de una serie de intentos desde finales de los 60 para limitar el movimiento de migrantes de países negros y mantener el de migrantes de países blancos de la Commonwealth (como Australia y New Zealand por ejemplo), el gobierno aprobó una nueva ley que paró el gran flujo de migración que se veía durante los previos años. A los que ya estaban en el país se les dieron la residencia permanente, pero los que vinieron después del 1973 ya no contaban con el derecho automático de ciudadanía y vemos la creación de un cuadro legal que informa la base del sistema de inmigración racista que tenemos en el país hasta el día de hoy.

 

Avancemos hasta hoy..

4134.jpg


El escándalo Windrush se basa principalmente en las consecuencias de un cambio legislativo que entra en rigor en 2014, cuando el ministro del interior (ahora la Primera Ministra del gobierno) introduce unos nuevos requisitos que les hacen responsables a los bancos, la seguridad social, los empleadores y los propietarios de controlar el estatus migratoria de la gente. Esta ley se diseñó para restringir el acceso al trabajo y a los servicios públicos de los inmigrantes ´sin papeles´.

¿Qué tiene que ver esto con los de la generación Windrush? Resulta que el Ministerio del Interior no guardó un récord comprensivo de estos ciudadanos que llegaron al Reino Unido libre y legalmente antes del 1971. De hecho, en 2010 el ministerio del interior destrozó miles de tarjetas de desembarque que se remontan a los años 50  las cuales hubieran sido una herramienta sumamente importante para acreditar la llegada y residencia de estas personas . Es decir, una gran cantidad de personas afrodescendientes que llevaban casi todas sus vidas viviendo y trabajando en Reino Unido, de repente tuvieron que comprobar que eran ciudadanxs británicos. Pero las propias autoridades no lxs tenían registradxs. Además, después de tantos años, muchos no tenían su documentación original y otrxs vinieron acreditadxs por los pasaportes de sus padres. Entre estos, la mayoría no formaron parte de la clase media viajera, y por lo tanto nunca solicitaron un pasaporte.

 

Las consecuencias de esta política han sido tremendas. Se trata de más de mil personas mayoritariamente afrodescendientes, ya en peligro posible de exclusión social por su edad, privadas de sus derechos más básicos. Nos han llegado las historias de personas a las quienes se les negó el acceso a los servicios sociales y sanitarios, de personas despedidas de su trabajo, otras detenidas en centros de internamientos, algunas a punto de ser deportados, y otrxs de viaje con la prohibición de volver a entrar.

 

Aunque oficialmente el gobierno ha pedido perdón - algo de lo cual el Reino Unido es experto - y se supone que están en el proceso de arreglar este ´fallo administrativo`, cabe destacar que esto no fue un accidente. Primero porque como el resto de Europa blanca, el Reino Unido lleva años esculpiendo una memoria colectiva en la que no cabe ni un resto de su pasado colonial. La falta de conciencia y conocimiento sobre un grupo de personas que forma una parte bastante significativa del tejido social y la historia moderna del Reino Unido, hizo que los funcionarios de cara al público rechazaron directamente a estos individuxs sin pensar dos veces en el hecho de que quizás estas políticas merecían ser dudadas a la hora de implementarlas.

Segundo, y aún más importante, porque al estado británico no le interesa recordar. La amnesia colonial facilitó la creación de una ley que declaró irrelevante la existencia de una generación entera de personas, borrando su ciudadanía y por lo tanto los lazos coloniales que tiene Reino Unido con sus ex colonias. También hubo una negación continua por parte de lxs políticxs británicos de reconocer lo que estaba pasando. Incluso cuando se publicó un informe crítico en 2014  sobre este mismo tema, que incluía testimonios de personas afectadas y recomendaciones de acelerar los casos legales de las personas que llevan viviendo en el país antes del 1971, no se tomaron ninguna medida necesaria. Ni se les hizo caso a lxs ministrxs y embajadorxs caribeñxs que ya llevaban años reportando lo mismo al gobierno británico en los foros internacionales.
 

Recordar..
Ya se sabe que un país elige reconocer u olvidarse de una comunidad, normalmente según su interés geopolítico. Sirven de ejemplo la comunidad judía sefardí y su elegibilidad de solicitar la nacionalidad española basada en sus lazos históricos con España. El escándalo Windrush duele tanto porque hay una historia de explotación, violación y esclavitud que viene detrás. Es un doble rechazo hacia las comunidades británicas afrocaribeñas y nos enseña el grado en el que la memoria colectiva y la amnesia histórica empodera a unos y mata a otros. Si la memoria colectiva carece de la historia negra, siempre se permitirá una política racista. La memoria es capaz de protegernos. Pero si no podemos depender del estado, ¿qué hacemos para fomentar nuestros propios sistemas de recuerdo?

 

Por Genevieve Peattie