¿Cómo afrontar el auge de VOX desde el activismo negro?
por Jeffrey Abé Pans
Si el RACISMO se sustenta bajo la fórmula PREJUICIO + PODER, y VOX ha entrado en las instituciones españolas, los discursos de odio tan característicos de la extrema derecha ya no van a producirse al margen del foco mediático, sino en los principales órganos de representación del pueblo español. Esto es sumamente peligroso, ya que cuando un ciudadano de a pie escucha a sus políticos pronunciar discursos de este tipo, puede sentirse legitimado para reproducir comportamientos discriminatorios hacia determinados colectivos. Cabe recordar que Marine Le Pen (AN) y David Duke (Ku Klux Klan) felicitaron efusivamente a VOX tras lograr 12 escaños en Andalucía, por lo que es lógico pensar que la población negra de España puede convertirse en uno de los colectivos más perjudicados si el auge de VOX se extiende al resto del país.
Históricamente, la comunidad negra de España ha estado en el punto de mira de la ultraderecha española, como lo demuestra el asesinato de Lucrecia Pérez el 13 de noviembre de 1992 en Aravaca (Madrid), reconocido oficialmente como el primer crimen racista en el Estado español. Siendo esto así, y remitiéndonos al reciente informe del Grupo de Trabajo de la ONU sobre Afrodescendientes en el que se señala que “existen importantes lagunas entre la ley y la práctica en la protección de los afrodescendientes contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia, la afrofobia y las formas conexas de intolerancia”, la población africana y afrodescendiente de España está obligada a formularse la siguiente pregunta: ¿Cómo debemos afrontar el auge de la extrema derecha desde el activismo negro?
Primero de todo, siendo rigurosos y teniendo mentalidad analítica. Creer que el auge de la extrema derecha es un hecho exclusivo de España sería un error por nuestra parte. VOX representa la versión española de una tendencia ultraderechista que se está afianzando internacionalmente con políticos como Donald Trump, Matteo Salvini o Jair Bolsonaro, cuyas políticas –como es público y notorio- ponen en riesgo los derechos de las minorías. Sin embargo, qué duda cabe de que detrás del crecimiento de VOX también hay un proyecto político para España (forjado con financiación y asesoramiento internacional) que ha atraído a miles de españoles descontentos con los partidos hegemónicos del país. La formación de Santiago Abascal ha sabido abordar con astucia las preocupaciones del conservadurismo español en momentos decisivos y de absoluta polarización social (independentismo catalán, auge del movimiento feminista, inmigración irregular, etc). Frente al mayor desafío secesionista que ha sufrido España en los últimos tiempos, VOX aprovechó la indefinición del Partido Popular de Rajoy y el “centralismo” de Ciudadanos para erigirse como defensor a ultranza de la unidad de España. Por otro lado, como respuesta a la eclosión del movimiento feminista en España (8M), VOX ha situado el debate en torno a la violencia machista como parte ineludible de su programa electoral. En relación a la inmigración irregular, VOX habla de invasión y pide sin ambigüedades la expulsión de 52.000 inmigrantes irregulares.
La idea que quiero transmitir en este artículo es la siguiente: al contrario de lo que pueda parecer, el auge de VOX puede ser parcialmente beneficioso para el crecimiento del activismo negro en España. Me explico... En la medida que VOX es un partido absolutamente perjudicial para la consecución de nuestras reivindicaciones como sujetos políticos en el Estado español, su eclosión no sólo debería implicar una mayor concienciación antirracista y afrofeminista de nuestra comunidad, sino que –además- esto debería traducirse en un aumento significativo de la militancia que articula nuestros colectivos de empoderamiento negro en España, organizaciones que durante los últimos años vienen haciendo un gran trabajo en ciudades como Barcelona, Madrid, Valencia, Zaragoza o Murcia.
Cualquiera que siga la actualidad política española habrá comprobado que, por ahora, las movilizaciones contrarias a VOX sólo han logrado darles más publicidad y aumentar su número de votantes. De hecho, todos los sondeos electorales indican que esta tendencia va a mantenerse en los próximos comicios estatales y autonómicos, razón por la cual deberíamos sopesar muy bien qué tipo de acciones tenemos que llevar a cabo para abordar al auge de la extrema derecha. Bajo mi punto de vista, en medio de esta vorágine anti VOX puede ser mucho más transformador una reunión entre una delegación del partido verde y representantes del activismo negro español que –por ejemplo- hacer una acción de protesta contra cualquiera de sus actos. Así es, estoy convencido de que, si el activismo negro quiere aumentar su incidencia política en España tendrá que sentarse a hablar –también- con VOX.
Escribiendo estas líneas recuerdo la lectura de El factor humano, la novela de John Carlin en la que se narra la historia de Nelson Mandela a través de la final del Mundial de rugby de Sudáfrica en 1995, un libro inspirador en el que Carlin nos cuenta cómo Madiba supo ganarse a sus oponentes políticos más acérrimos apelando a los sentimientos más nobles del ser humano. Moraleja: no eludamos la oportunidad de sentarnos en una mesa de diálogo con personas que piensen diferente a nosotrxs, o incluso que sientan rechazo hacia nosotrxs.
Eso sí, no se trata de reunirnos con alguien para suplicar empatía hacia nuestra lucha, sino de fomentar espacios en los que podamos explicar el proceso de empoderamiento en el que estamos inmersos. El activismo negro español cuenta con personas sobradamente capacitadas (Lucía Asué Mbomio, Desirée Bela-Lobedde, Antoinette T. Soler, Sani Ladan, Yeison F. García López, etc) para exponer a quien haga falta cuáles son nuestras demandas concretas en materia de justicia social y afrodescendencia. De hecho, la intermediación del Grupo de Trabajo de la ONU a la hora de trasladar al gobierno español las reivindicaciones específicas de la población africana y afrodescendiente de España no se debe a nuestra incapacidad para hacerlo por cuenta propia, sino que pone de manifiesto el desinterés del Estado español, más preocupado en ponerle la alfombra roja a Teodoro Obiang en el funeral de Estado de Adolfo Suárez, que en atender la reivindicaciones de la población africana y afrodescendiente de España.
Probablemente haya personas que piensen que estoy equivocado y que el activismo negro español no debería dedicar ni un solo segundo a dialogar con el bloque PP-Ciudadanos-VOX. Opinión respetable, aunque yo les diría: hablar entre nosotrxs (comunidad negra), o con aquellos partidos u organizaciones que apoyan nuestra lucha es sencillo. Lo complicado es debatir y tender puentes de entendimiento con aquellas personas que repudian nuestro activismo.
Otros nos llamarán cretinos, y nos dirán que VOX no es racista porque Ignacio Garriga, portavoz del Comité Ejecutivo Nacional de VOX, es un joven afrodescendiente de origen ecuatoguineano. Bajo mi punto de vista, en la medida que una mujer puede ser machista y una persona negra racista, el hecho de que en las filas de VOX haya políticxs como Rocío Monasterio e Ignacio Garriga –al contrario de lo que nos quieren vender- no es garantía de nada, y en ningún caso desmonta las acusaciones de machismo y racismo que los sectores más progresistas de la sociedad española vierten sobre VOX. El programa electoral del partido (y no el género o el color de piel de sus políticos) es lo que define ideológicamente a VOX, lo demás son cantos de sirena.
Desde el activismo negro, tenemos que seguir trabajando para acabar de desmantelar el viejo orden de lucha antirracista que durante décadas ha imperado en España. La sociedad española ha estado acostumbrada a un antirracismo tutelado por organizaciones cuyos representantes eran generalmente personas blancas comprometidas con la lucha antirracista pero ajenas al empoderamiento de las comunidades oprimidas. Sin embargo, durante los últimos años el activismo negro español se ha ido desprendiendo de esta dependencia-tutelaje institucional que tanto nos perjudica. Ahora es nuestro momento.
Siendo VOX un partido que no esquiva ningún debate sobre racismo, migraciones o feminismo, su irrupción nos brinda una fabulosa oportunidad para debatir sobre un sinfín de temas importantes. ¿Estamos dispuestos a dialogar?
Nota editorial: nuestra línea editorial no es responsable de todas opiniones emitidas en el medio. Esto es un espacio para el debate, la discusión desde distintas lugares de nuestra comunidad negra y afrodescendientes.