La mayoría de los cis-gays blancos viven consumiendo productos mediáticos de la cultura trans negra: Paris is Burning, Rupauls Drag Race, la serie Pose, entre otros. Viven apropiándose de gestos, estéticas, prácticas y códigos que provienen de espacios negros y trans. Estxs blancxs viven fantaseando en el mundo del capitalismo rosa del que ellxs son beneficiarixs y en el que su vida no está en riesgo.
Conocer el relato de varios amigos y amigas afrodescendientes que han nacido en España y han sido conscientes desde pequeñas que una persona “blanca” se pintaba para aparentar ser una persona “negra” me llevó a entender que teníamos algo más en común, habernos sentido niños y niñas extrañas en una festividad donde todo el mundo sonreía.
“No solo somos manteros, no somos solo gente con un color de piel oscuro y sin historia, tenemos mucho que ofrecer, podemos ser creativos y válidos. No es un mensaje para que alguien lo valide o no, sino para reconocer a mis hermanos oprimidos y para decirles a aquellas personas que se han creído la narrativa que nos llega, de manera constante, que retrata lo negro como algo malo, que lo verdaderamente malo es sentirse inferior”.
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