Y después de Gorg, ¿qué?
Texto por Adriana TORROELLA GIRÓ
“2021: Año nuevo, vida nueva”. “2020: un año para olvidar…”. Y así es cómo se olvida la tragedia de Gorg, el incendio que tuvo lugar en una nave industrial de Badalona, mi ciudad.
El edificio se quemó dos semanas antes de Navidad, cosa que “nos fue bien” (porque la gente en estas fechas es más solidaria y tal). Pero, a la vez, empezaban tiempos de estar en familia… Y, claro, ¿Quién dedica sus vacaciones a luchar contra el racismo?
En este sentido, todxs sabemos quién es George Floyd porque lo asesinaron mientras en España estábamos en la primera fase de la desescalada. Llevábamos dos meses encerradxs y teníamos ganas de salir a la calle −aunque fuese para exigir justicia para un negro del otro lado del charco-. En cambio, cuando sucedió en casa, cuando costó más víctimas mortales y otras tantas hospitalizadas, no respondimos con la misma severidad porque estábamos ocupadxs cuadrando con quién cenaba la abuela en Navidad.
Algunxs vecinxs de Gorg dicen que el incendio era previsible, que se podría haber evitado… No lo sé. Soy vecina de Badalona, pero de otro barrio, y, en este caso, no conocía la realidad de lxs habitantes de la nave hasta que ocupó los titulares de todos los medios de comunicación. Lo que sí era previsible −y esto lo afirmo como vecina racializada de la ciudad− es que la gestión sociopolítica posterior sería nefasta, y, más, con el ejemplo de político xenófobo y racista de alcalde que tiene la ciudad (según el Consejo de Europa).
Pero servirse de Albiol para justificar la mala gestión del incendio de Gorg es ir a lo fácil. Trasladar toda la responsabilidad al Ajuntament de Badalona, al Govern de la Generalitat y al Gobierno central también lo es. Porque cuando algunas activistas antirracistas propusimos recuperar la estrategia unitaria contra el fascismo y el racismo en la ciudad, la respuesta que obtuvimos de los grupos que luego se han abanderado de las vidas negras y migradas fue “preferimos ir por nuestra cuenta”. Y así, “por su cuenta”, es cómo se han apropiado de una lucha de la que no son víctimas y, por lo tanto, tampoco protagonistas.
Vale; recaudemos comida, productos de higiene y ropa de abrigo. De acuerdo; decretemos tres días de luto oficial. Venga; firmemos otro comunicado más. Pero… Y luego, ¿qué? ¿Qué pasa con las 150 almas quemadas? ¿Con las otras 37 naves semejantes que Interior calcula que existen en Cataluña? Nada. Humo y cenizas. Una vez puesto el pin antirracista, desaparecen. Y somos pocas las hormiguitas que seguimos apostando por el antirracismo diario.
¡2020 no es un año para olvidar! En 2020, el Sindicato de Manteros de Barcelona cosió más de 14.000 productos sanitarios. En 2020, la plataforma estatal #RegularizaciónYa presentó la primera Proposición No de Ley (PNL) redactada íntegramente por un movimiento popular. En 2020, la fuerza del #BlackLivesMatter estadounidense aplanó el camino a la CNAAE. En 2020, muchos proyectos autogestionados por mujeres migradas y/o racializadas han ganado visibilidad.
¿Y tú lo quieres olvidar? Pues si quieres ser un/a buen/a aliadx antirracista, apunta como objetivos para este 2021:
Contextualizar→ Conocer el recorrido histórico del racismo, así como de las luchas contra la discriminación racial.
Problematizar→ Comprender la complejidad de la interdependencia y del poder de la hegemonía occidental.
Escuchar a las personas racializadas y no victimizarlas.
Aplicar la antidiscriminación como principio general.
Huir de la confrontación y evitar las narrativas binarias.
Detectar la simplicidad y el sensacionalismo (síntomas de pensamientos, prácticas y actitudes racistas).
No caer en el “buenismo” de la interculturalidad y defender la perspectiva antirracista: ya sea señalando directamente la presencia del racismo y/o poniendo en valor la experiencia de las vecinas racializadas.
¡Feliz desobediencia y próspera resistencia, negrxs!
Que la libertad, la dignidad y la rebeldía nos acompañen,
A D R ¡ A N A (Ella/She)