EL GRIOT QUE NO SE RINDIÓ
Por Bronny
Estamos demasiado acostumbradxs a “valorar más y mejor ” a los artistas con más seguidores y cuyas canciones más reproducciones y visualizaciones tienen. Hemos entendido erróneamente que fama es sinónimo de éxito y solemos dejar de lado la esencia de cambio que la música puede provocar. Poco a poco entre todxs, hemos contribuido a un cambio de clima cultural en el que la inmediatez es sin lugar a dudas un pilar fundamental para consolidar una confusión generacional que afecta al modo en el que el arte musical se muestra.
Hay artistas que merecen ser recordados por su historia, contribución y contexto en el que vivieron, y Victor Démé no podía quedarse fuera.
Victor Démé nació en 1962 en Alto Volta (hoy Burkina Faso), nombre con el que los colonos franceses decidieron llamar a esta posesión territorial de África Occidental. Bobo-Dioulasso es la ciudad donde Víctor dio sus primeros pasos. Esta metrópoli está considerada la capital cultural del país, siendo un importante enclave creativo. Creció en un ambiente de notoria creatividad.
Su padre era costurero y sastre y Aminata, que es como se llamaba su madre, conseguía dinero animando bodas, reuniones, bautizos, etc. La madre de Víctor fue clave en el desarrollo de su genio artístico. Ella era griot (bajo una visión occidental se podría decir que un griot es un historiador. El griot es el encargado de generar un ambiente casi espiritual con el ayer, de narrar con increíble exactitud acontecimientos y hacerlo en muchas ocasiones de forma poética y rítmica) y le transmitió el amor por la música. Así, Víctor supo desde bien temprano que la palabra es una fuente de poder y el ritmo, un gran aliado para potenciar el mensaje.
Siendo muy joven se trasladó con su padre a Abidjan, en Costa de Marfil. Allí desarrolló gran habilidad como costurero junto a su padre. Los Démé siempre fueron excepcionales en este oficio y Víctor era uno de ellos. Dado que pertenecían a la etnia Marka, (etnia ligada al pueblo Mandinka que baña gran parte de la zona) su padre y sus tías decidieron crear una línea de ropa principalmente destinada a los Marka.
Abidjan le ofrecía a Víctor la posibilidad de sumergirse de lleno en el panorama musical nocturno. Pronto empezaría a ser conocido cantando en grupos locales. Eran los años 80 y Alto Volta pese a haber conseguido su independencia en el año 1960, no conseguía despegar ni social ni económicamente. Se distinguía por ser uno de los cinco países más pobres del mundo. La pasividad ante los problemas sociales del país que los diferentes líderes de Alto Volta demostraron, sólo podía compararse con el principio de maleficencia provocado por Francia cuando ésta era dueña y señora de estas tierras.
Francia llegó a tener bajo su dominio un terreno que sumaba 11 millones de kilómetros cuadrados. Alto Volta era uno de ellos. Llegada la independencia, Francia, como otros países europeos, apostó por apoyar a gobiernos que obedecían a sus intereses. Es decir, neocolonialismo.
En el año 1983, otro personaje importantísimo en la historia de este país entra en acción. Thomas Sankara, un joven capitán harto del neocolonialismo y racismo francés y de las injusticias que permitían los líderes de su país, dio un golpe de estado apoyado por una población cansada de los abusos. Una de sus primeras medidas fue terminar con la ablación genital femenina, la poligamia o los matrimonios forzados.
Fue más allá y propulsó un programa de alfabetización masivo. Recortó el sueldo de todos los políticos incluidos el suyo. Vendió la flota de coches de lujo de los funcionarios (optó por el modesto Renault 5) y contribuyó a que la mujer pudiese entrar en la arena política por vez primer en la historia. Pudo financiar un plan de vacunación para terminar con la rubéola, la polio y la meningitis. Cambió el nombre del país al actual de Burkina Faso. No olvidemos que Burkina Faso es uno de los 14 países africanos y antiguas colonias de Francia (a excepción de G.Bissau y G.Ecuatorial, ex colonias de Portugal y España respectivamente) que utilizan el franco CFA, una moneda francesa que solo beneficia al país galo y que cada año se embolsa 440.000 millones de euros gracias a que sus antiguas colonias usan su moneda. Estos países deben depositar el 50% de sus divisas en el banco de Francia.
Sankara también propulsó la cultura en su país y fomentó la visión crítica del ciudadano. Incluso logró que se redujera drásticamente la tasa de mortandad por hambre y sed. Evidentemente tantos cambios bajo una visión afro-socialista no fueron bien recibidos por occidente. Especialmente Francia y su socio EE.UU. Ello provocó que se conspirase para su asesinato en 1987. Además, François Mitterand, presidente de la República de Francia en aquel entonces y “colega” de partido del ex presidente Felipe Gonzalez, nunca vió con buenos ojos a Sankara. Sobre todo porque casi no se recuerda un jefe de estado africano que hablase de un modo tan serio a las arrogantes potencias occidentales.
REGRESO DE VICTOR DÉMÉ
Un año después Victor regresa a esa tierra de cambios ahora llamada Burkina Faso. Pretende desarrollarse aún más como músico y es en el año 1989 cuando logra el primer premio en la SNC (Semana Nacional Cultural). Su popularidad se extiende en parte gracias a tocar en orquestas tan reconocidas como “SUPERMANDE” y a versionar músicos de renombre como Salif Keita.
Pese a desarrollar su talento en torno a la música en los años 90 y posicionarse entre los nombres más reconocidos en la escena musical de su país, no logra sacar ningún trabajo. Y para más inri, un virus le afecta a la boca impidiéndole en muchas ocasiones cantar. Empieza a oír de su entorno que “eso de la música no tiene futuro”; le animan a dejar su sueño varias veces, pero como declaró años después: no podía estar ni un día sin su guitarra.
Víctor volvió al trabajo de costurero. Los primeros años de la década de los 2000 y con más de 40 años de vida, continuaba tocando donde podía prácticamente para satisfacer su deseo de creación personal. Para esta época ya eran muchos los que le volvían a recordar que era demasiado viejo para continuar creyendo que podía vivir de la música. Todo cambió un buen día en “Uagadugú”, nombre de la capital del país y uno de los locales donde solía tocar. Tras la insistencia de la propietaria, interpretó sus canciones y las versiones que hacía de otros artistas. Un periodista francés que pasaba por ahí quedó alucinado del talento de Victor Démé. Se reunieron y le puso en contacto con una discográfica de Francia.
Era el año 2007, Víctor tenía 46 años y sacó su primer disco llamado “VICTOR DÉMÉ”. Novato en el terreno profesional a nivel industrial, pero acumulaba décadas de experiencia. Este primer trabajo tuvo muy buena acogida dentro y fuera de su país natal y se considera indispensable en la música africana para todo melómano.
Este gran artista comenzó a actuar en escenarios de varios países y asentó un público deseoso de escuchar más canciones en más discos. Decidió interpretar sus canciones en dyula, su idioma.
Su característica voz atrapa al oyente en una nube musical con tintes blues. Víctor demuestra de donde recoge inspiración, pues incluso podemos encontrar canciones basadas en ritmos latinos en su segundo disco “DELI” (2010).
En sus canciones aboga por el respeto a la mujer y por generar conciencia desde la cultura y amor por la naturaleza de su tierra. Sus dos trabajos salieron bajo el sello “Chapa Blues Records”, creado para comercializar su música.
En 2015 tras un brote de malaria en la ciudad de Bobo-Dialasso falleció con la edad de 53 años. Este griot de gran sensibilidad y paciencia infinita, logró vivir de crear, de inspirar y hacer lo que solo los artistas hacen: Arte. Logró vivir de la música tras toda una vida de “luchas varias”. Su historia, escrita con lentitud y paciencia, contiene un aliento de esperanza de cambio y anima a mirar la música desde otra perspectiva.
“Merecemos hacer viajes a nuestro interior para regar el jardín
que el egoísmo y la envidia marchitan…
Merecemos crear caminos con nuestra mirada más allá
de las palabras ajenas que nos limitan…”
(Poema del autor del texto)