"Nuestro reto es mantenernos vivxs"

 
 

Entrevistamos a la escritora, periodista, docente y activista por la diversidad sexo-afectiva, Trifonia Melibea Obono Ntutumu, con motivo de la celebración de la Tercera Semana de expresión cultural LGTBI, en Guinea Ecuatorial.

 Lucía Mbomío,Trifonia Melibea Obono, Marisol Saelo

 Lucía Mbomío,Trifonia Melibea Obono, Marisol Saelo

Se celebra por tercer año, ¿eso es porque sirvieron de algo las ediciones anteriores?

 La tercera Edición del Orgullo LGTBIQ no se conmemora porque las ediciones anteriores salieran bien, no, es una cuestión de supervivencia, de trabajo por las libertades, de activismo. Hemos abierto un debate y eso es importante.

 El orgullo LGTBI en Guinea Ecuatorial se conmemora con actividades culturales en los centros culturales, no es una marcha en las calles con pancartas y reivindicaciones, no, no es Madrid, es Guinea Ecuatorial con sus particularidades. La esperanza de que las cosas cambien siempre se mantiene, es un proceso  largo, larguísimo, la cultura heteronormativa  y el sexismo están muy arraigados aquí, es difícil, muy difícil.

 Dos de lxs compañerxs que desfilaron el año pasado se fueron del colectivo tras ser amenazados por sus empleadores y familias, tenían que elegir entre las buenas costumbres “católicas y bantúes” más trabajo y sus identidades sexo-afectivas. Segundo, el Estado guineano no castiga la homosexualidad, tampoco protege a las víctimas de la homofobia, por lo que, a día de hoy, se producen castigos culturales a las personas homosexuales como en la antigüedad: La maternidad forzada, la paternidad forzada, la expulsión  a la calle, etc.

A los castigos enumerados se suma la prostitución de menores. El libro de Chris Adá “Juntos Antes que Anochezca” relata historias muy duras sobre menores de edad en la calle, está basado en las vidas de varias personas transexuales que residen en el país.

Las personas LGTBI guineanas no tienen derecho a la educación. El acoso escolar, empezando por el profesorado, el abandono familiar – se niegan las madres y los padres a matricularles por “maricones y lesbianas”- y las terapias de conversión, son las causas del analfabetismo que aumenta la exclusión del colectivo.

 Las personas LGTBI a lo largo de la infancia pasan de ingreso en ingreso en las curanderías e iglesias.

En Guinea Ecuatorial, la homosexualidad es una patología, la información desde que la OMS, desde el año 1990 eliminara la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales aquí no ha llegado a la mente de la gente.

Por lo tanto, se conmemora otra vez el orgullo por razones de supervivencia, por el derecho a vivir con derechos y porque es necesaria la lucha. No por otra cosa.

¿Cómo afrontáis esta edición? ¿Qué novedades habrá con respecto a la anterior?

Muchas son las novedades introducidas. El año pasado organizamos una exposición de fotografías que duró dos días, y no porque nos negaran el espacio en los centros culturales, no. Lo que sucedió fue que cincuenta fotografías reivindicativas fueron arrancadas a trocitos, pero a trocitos. ¿La razón? el año pasado el grupo salió del armario como “personas negras LGTBI”. Las imágenes eran cuerpos negros con frases como “soy lesbiana,  amo  África”, “soy gay, soy travesti”, “soy normal”, etc. El enfado estaba fundamentado en la relación del color de la piel negra, el continente africano y la homosexualidad. Fue muy duro contemplar el trabajo de todo un año destruido por la homofobia.

Las imágenes eran cuerpos negros con identidades homosexuales. Fue un escándalo. Los huecos de las fotografías traían frases como “os mataremos, sabemos dónde vivís”, “putas lesbianas, maricones de mierda”, traidores de África, os mataremos”, aquí no podría recordarlo todo y sinceramente prefiero hacerme a  la idea de que no ocurrió.

Novedades de este año: Primera, seguimos aquí. Mucha gente  cree en nuestro trabajo y colabora, somos voluntarios de la Cruz Roja de Guinea Ecuatorial, no estamos constituidos por el momento, esperamos algún día estarlo. Segunda novedad, la publicación del libro “Juntos Antes que Anochezca”, estamos muy agradecidxs con la editorial Baphala Ediciones y el trabajo de personas que han hecho posible la publicación. Tercero, esta vez abrimos un debate sobre identidades sexo-afectivas. Cuarta, esperemos que los medios de comunicación participen, son muchas veces los aliados de las familias en la conversión de las personas LGTBI. Contamos con muchas novedades.

Comentabas que se presentará la novela “Juntos Antes que Anochezca”, por lo que he podido leer, aborda una temática muy dura, ¿está basada en la realidad del país?

 El libro es un mensaje para las familias y para las instituciones que trabajan por el bienestar humano: familia, Estado, si usted echa a la calle a su hijx por homosexual, le espera la prostitución, la soledad, el abandono, la cultura de la violencia. El libro narra la trata de personas, en este caso de menores, sobre todo, en el marco de la prostitución. La novela es la vida diaria del homosexual guineano.

¿Qué sucede con los menores a los que sus familias echan a la calle?

Ocurre de todo. Se trata de menores que “manchan” el honor del apellido, de la tribu, de África.  Cuidado, les mandan a la calle, no a la casa de las personas homosexuales ni a la sede del colectivo, no, porque enseguida se busca culpables y la culpa de lo que son, entienden las familias, es de otrxs homosexuales.

De hecho, al colectivo vienen madres y padres a pelear, llaman, amenazan con “te voy a encarcelar,  lesbiana, españolita”.

Las familias presumen que sus hijxs se van a convertir cuando les mandan a la calle, en cuanto echen de menos el hogar. Y no. La calle se convierte en el colegio al que no quieren asistir por miedo al acoso escolar y la familia de la que prefieren olvidarse. Además, la calle ofrece trabajo: la prostitución, la droga, el alcohol...

Lxs menores echados a la calle constituyen el talón de Aquiles del colectivo. La calle se apropia de ellxs.

¿Trabajáis con las familias?

 Por ahora trabajamos con dos o tres familias. Las otras vienen a por nosotrxs. Se piensa en Guinea Ecuatorial que la homosexualidad es contagiosa, un virus de los blancos. Las familias no quieren trabajar con el colectivo que le ha contagiado el virus LGTBI a sus hijxs. Nos llaman de noche, de día, nos insultan, nos dicen cosas como “hijxs  mala madre, os llevaremos a la policía”. 

¿Cómo le ha venido al autor, Chris Adá, poder escribir acerca de esto?

Chris es muy trabajador. Ha nacido para escribir. Le encanta. Tiene más obras pendientes de publicación. A Guinea Ecuatorial le ha venido muy bien la obra. ¿Qué hacemos con nuestrxs hijxs? ¿Qué hacemos con nuestrxs menores, que son el futuro de Guinea Ecuatorial? Las instituciones deben hacer algo, el colectivo tiene limitaciones, tenemos en las calles a menores a merced de pervertidos y pederastas y aquí parece que no ocurre nada. Sí que ocurre. Algo hay que hacer. Guinea tiene mucho que hacer, África tiene que reconocer que existimos.

Una persona homosexual antes de pasearse por las calles de Guinea Ecuatorial se lo tiene que pensar. La violencia empieza en la mirada, pero es que, además, cualquiera te puede golpear en nombre del Dios Cristiano-católico y de lo bantú. La periferia se lleva la palma, porque en Malabo la presión social, la aglomeración de población extranjera y blanca contribuye a la tolerancia. La región Continental y Annobón son  “la última selva de España”, la intolerancia a la diversidad sexo-afectiva es brutal.

¿Cuáles son los retos más inmediatos por parte de las personas activistas del colectivo?

El primer reto… mantenernos vivxs, vivir, porque salir del armario nos expone a la violencia y a la exclusión. Vives el día a día, tu vida depende de la tolerancia de cualquier viandante, de la predicación del pastor, del cura, de lx curanderx, de la extrema violencia militar y policial. ¿Quién nos excluye? El primer grupo, las personas homosexuales que no quieren ser estigmatizadas. Antes, estaba todo bien. Se escondían contigo y de repente dices en público lo que está prohibido reconocer: ser “cosas de los blancxs”, ser “brujx”, estar “poseidx”, estar “enfermx”, lo que sucede a continuación es que puedes despedirte de las amistades, de la familia, del saludo del vecindario.

Segundo reto, el imperio del género. Las personas homosexuales viven la heteronormatividad y la violencia de género de manera escandalosa. Con el fin de "normalizarse", han introducido el esquema heterosexual en sus vidas, a eso se añade que, si le quitas la formación al individuo, queda, únicamente, la tradición y esta castiga de forma severa la diversidad sexo-afectiva en Guinea Ecuatorial.

Tercer reto, la calle, el hogar del homosexual, no, allí no debería estar.

Cuarto reto, el reconocimiento, el derecho al asociacionismo, el derecho a tener derechos.

Quinto, la persecución de las familias. A lxs menores maltratados, les encierran en las viviendas durante días sin comer, sin salir a la calle, sin amistades, durmiendo con la puerta blindada desde fuera con un candado. Y tenemos que saber, entrar, saber de ellxs, es duro, no podemos seguir así.

Sexto, la paz, echamos de menos la paz interior y la exterior, queremos ser felices.

Y… tras todo lo que has contado, ¿dirías que Guinea Ecuatorial ha cambiado, aunque sea un poquito, con respecto al primer orgullo LGTBI?

 Observamos cambios, sí, pero exclusivamente en la gente culta y, en la ciudad de Malabo, al menos, se ha abierto un debate.

Estamos trabajando con la sociedad pero, sobre todo, con el colectivo. Trabajamos la aceptación, la autoestima, el machismo, la autorrealización, etc… Con la comunidad LGTBIQ, trabajamos la parte más difícil y observamos cambios tímidos, como la aceptación.