“ALLÍ ESTUVE, ALLÍ LO HICE” / “BLACK IN THE DAYS”

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ALLÍ

ESTUVE,ALLÍ LO HICE

por Dobleache.

Hace algunos años que soy consciente de que “tengo una edad”, aunque no hablaría tanto de edad como de actitud, ya que, por el tren de vida que he elegido y en el que todavía estoy subido, puedo afirmar que la edad no es tanto una cuestión de años como de disposición ante la vida. Sin embargo, de vez en cuando, tropiezo con la evidencia y hago ademán de resignarme, como este momento en el que me proponen escribir unas líneas sobre la música hip hop de este país (la primera música urbana, con permiso de la “movida madrileña” de los años 80 o sin él, ¡qué diablos!).

 

Es aquí cuando, en uno de los escasos ratos que me suelo permitir, miro atrás y exclamo para mis adentros un “damn!” como quien dice “¡zasca!” y me doy cuenta de todo lo que he vivido y que el día menos pensado me llamarán para contar batallitas en algún programa de esos tipo remember, de esos en los que reúnen a un puñado de “personas mayores” para que cuenten dónde estaban el 23-F (día del golpe de estado español), el 25 de julio del 92 (fecha en que se celebraron los 1º Juegos Olímpicos en España) o el 29 de julio de 2009 (el día en que murió Michael Jackson), por ejemplo.

 

GERMINAL

 

En mi caso, he tenido, tengo y tendré el privilegio de haber contribuido a la primera cultura urbana de este país desde muchas líneas. Una contribución que está ahí, que puedes googlear, escuchar, disfrutar o padecer, según el caso. Un aporte que gozó de una visibilidad gracias a la cual continuo, 29 años después, subido al tren de marras.

 

Pero no todxs lxs afros que pillaban el micro tuvieron ‘tanta’ suerte. Repito, es, en ocasiones como estas, dándole a la tecla y a la gris por igual, en que me doy cuenta que hicimos historia pero de la de verdad (no hoja de promo), casi al nivel del génesis del rap americano y, por ende, mundial, que quisimos cambiar el mundo, formar parte de un giro argumental, aunque finalmente caigas en la cuenta de que, cuando te embarcas en misiones tan titánicas, lo primero es cambiar tú mismo y tu entorno más inmediato. Porque los cambios que unxs llevemos a cabo aquí, otrxs allá y lxs demás acullá, dejarán una onda expansiva que, entonces sí, cambiará el mundo.

 

Obviamente no estaba solo en esta tarea. Cuando me adentraba en el mundillo ya habían negrxs haciéndolo posible. B.boys o sencillamente personas que, atraídas por el mensaje concienciado de los raps de los primeros Public Enemy, Eric B & Rakim, Run DMC, Boogie Down Productions lo hicieron suyo, incorporándolo a sus vidas y a su música. Unas ideas que a su vez recogían el testigo de activistas afros como Martin Luther King, Malcom X, Louis Farrakhan, Rosa Parks, Marcus Garvey o Angela Davis. Rappers críticxs con el sistema racista imperante en los USA que para muchxs de nosotrxs resultaron de vital importancia por la componente de orgullo racial que nos transmitían a unxs chavalxs que, en gran parte sabíamos quiénes éramos gracias a las historias de nuestros padres y madres africanxs…y ya. Porque si tenías que fiarte de lo que decían los libros de texto…pues eso.

Así que había que difundir la palabra, entonar una suerte de “say it loud, I’m black and I’m proud!” a lo James Brown e hinchar de orgullo a un montón de jóvenes afros en una España que, aunque fue metrópolis de países como Guinea Ecuatorial, parecía ver a sus ciudadanxs menos como hijxs y más como un estorbo o unos ladrones.

 

CPV

CPV

MODO SUPERVIVENCIA

 

Recuerdo primeros nombres como Colour Power o Estado Permanente. Formaciones del extrarradio madrileño "cargadas de esa necesaria actitud en unos tiempos en los que eran frecuentes las agresiones racistas por parte de grupos nazis de la capital". MC’s con la chulería que como ‘buen’ raperx se les presuponía, pero con ese trasfondo fraterno que reinaba en el ambiente. Un ambiente al que también contribuyeron asociaciones como F.O.J.A.H. (Frente Organizado de Juventudes Afrohispanas) entre cuyos miembros también se encontraban amantes de la cultura hip hop.

 

Mientras esto ocurría en la capital de España, surgían también en otras ciudades formaciones, artistas y una reducida cultura germen de lo que hoy es la música urbana de este país. Una cultura que parece no terminar de reconocer a una parte tan determinante de sí misma. Quién sabe, quizá se pueda achacar a la ingratitud de ser el primero.

Welelo

Welelo

Grupos como CPV (siglas para El Club de Los Poetas Violentos) con un perfil tan combativo como multicultural, integrado por blancos, negros, mestizos, moros, y ascendentes sudamericanos, artistas que se movían en el lado más áspero del hip hop, el llamado hardcore, y cuya impronta compartieron con contemporánexs y posteriores artistas como VKR (Verdaderos Kreyentes de la Religión del Hip Hop y sus respectivas carreras en grupo o en solitario) Frank T (ex- CPV antes de emprender una notoria carrera en solitario que a día de hoy se mantiene mientras conduce el programa “La Cuarta Parte” de Radio 3), Jotamayúscula (DJ, productor de CPV y conductor de “El Rimadero”, el programa de hip hop más longevo de la radio estatal y que también se emite en Radio 3), Jazz Two (grupo del que formaba parte un servidor), Ari, El Chojín, Krazé Negrozé, Black D, Killer B…entre otros. También cabe señalar la presencia de Yo Gano y Zonabruta, primeros sellos de música hip hop, dirigidos por personas surgidas de la propia cultura y sin los cuales la carrera de muchos de estos artistas no sería la misma y, por tanto, la historia del género en este país.

 

OLEAJE, PARTE 2

Black Caesar

Black Caesar

 

Estos fueron algunos nombres que más directamente manifestaban esa negritud que, por otro lado, tampoco podías exigir a otros colegas de gremio, porque no formaba parte de su día a día. Negrxs, mulatxs, racializadxs y todxs orgullosxs, enarbolando más la bandera de activismo que la de un negocio musical de cuya viabilidad no éramos plenamente conscientes  porque no tuvimos un precedente, un espejo a nivel estatal que nos dijese que era posible. Nadie nos dijo cómo hacerlo, no existía un plan de marketing que nos señalase cómo hacer llegar tu música a una sociedad encasillada en el estereotipo del rapero de talla XXL, que rapeaba “wachu wachu” (sí, el idioma “inglés” tenía otras acepciones) y que veía cómo esxs negrxs cuestionaban su estilo de vida y ponía a prueba su nivel de tolerancia racial.

 

VKR

VKR

Conforme fue creciendo el movimiento, la cultura, el negocio, se fue transformando el mensaje, esa ideas que no todo el mundo podían transmitir porque, sencillamente, ni las habían acogido como propias, ni les resultaban cercanas a sus respectivas condiciones sociales ni a su público. Con todo, entre los artistas y grupos blancos se colaron nombres como Meko, Darkas, Eddy ( Geronación), Elements, Eddy La Sombra (Boo-Dooh / 7 Notas 7 Colores), Allen y Eric Beeler, Weleló, Fill Black, Principiante, Primer Dan, Shogun XL, Black Bee, West Barna, Black Caesar…Vale que no todxs mostraban el nivel de ortodoxia de CPV’s y allegadxs, pero que estuvieran ayudó a normalizar la presencia de artistas afro en la escena urbana de este país.

 

TAREA PENDIENTE

Duddy Wallace

Duddy Wallace

 

Quizá este punto os resulte obvio, quiero decir: si el hip hop es un movimiento de raíz afro, creado por latinxs y negrxs ¿no se daba por hecho la presencia de artistas negrxs? ¿No eran aceptadxs dentro de su propia cultura? Por increíble que parezca, esa es una espina que todavía tiene clavada parte del movimiento, la aceptación sin paliativos de lxs artistas racializadxs. No en vano, en el pasado, yo mismo fui objeto de algún insulto racista en algún evento de hip hop (en el que alguien pedía a gritos que se fuese este negro que hacía de presentador para que actuase el cabeza de cartel) y para muchxs de los que se consideran amantes de esta cultura, oír hablar en castellano a 50 Cent es objeto de burla porque su acento “parece el de un nigeriano” (sic). Eso es: los caminos de las hemerotecas del hip hop son inexcrutables. De hecho, en estos días en los que se viven momentos de plena expansión de la música urbana, todavía puedes pasearte por los comentarios de un vídeo de un artista latinx de rap y leer a ‘comentaristas’ anónimxs referirse a él/ella como “panchitx” o “sudaca”. Eso, por no hablar de los que se creen con el derecho a llamarte nigga o ‘negrata’ sólo porque sus ídolos negrxs y yankis lo hacen entre ellxs, obviando las connotaciones racistas de esa expresión.

Definitivamente, hay mucha tela que cortar por ese lado, pero de momento lo dejo ahí, por si alguien se motiva y quiere poner luz en ese asunto.

 

POLVO Y LODO

 

MKU

MKU

Actualmente, el movimiento hip hop ya no representa la cultura urbana como antaño, sino que ha pasado a formar parte de ella. Y con ese ‘ensombrecimiento’ también ha venido el del rap más ortodoxo que mencionaba. Las posturas se han relajado porque también era momento de relajarse, han pasado más de 30 años y no todo va a ser rap político o encabezado ideológicamente por artistas afro. La realidad social tampoco es la misma, existen otras verdades que se han ganado el terreno y derecho de ser narradas en un país dirigido por gobernantes más preocupados de llenar sus bolsillos y los de sus amigotes que aplicar a rajatabla su Carta Magna, un estado donde el futuro de la juventud es una incógnita o donde se busca tutelar la libertad de expresión de tal forma que, si los primeros rappers hubiesen abierto la boca hoy en día como lo hicieron antaño, correrían el riesgo de dar con sus rimas en la cárcel. Y no hay que dejar de lado la componente lúdica del hip hop (que siempre estuvo ahí desde “Rappers Delight” el primer rap que popularizó el estilo en el mundo), su carácter a veces nihilista y despreocupado como buen joven movimiento que se resiste a crecer, aunque ya pase de la treintena.  Todavía quedan y surgen voces afro que recogen el testigo como Gente Jodida, Axel Male, Eric Hervé, Duddi Wallace, MKU (la suma de Kunta K y Mbaka The Truth, presentador de la Red Bull Batalla de Los Gallos y uno de los más carismáticos coristas y animadores de la escena), Rush Blacka, Todo el Rato, Afrojuice 195 y tantxs que me dejo en el socorrido tintero. Es su turno de seguir haciendo historia. Y el mío de contemplarla, mientras sigo aportando.

 

 

 

por Dobleache