Tarajal: en memoria de nuestros hermanos.

Este sábado se celebró la "V marcha en recuerdo de los hermanos asesinados en la playa del Tarajal (Ceuta)" por la política migratoria, racista y xenófoba llevada a cabo por España y la Unión Europea.

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Tarajal: en memoria de nuestros hermanos.

Yeison F. García López.

 

El 6 de febrero de 2014 se produjo la escenificación más palpable del funcionamiento del racismo institucional y, por tanto, la importancia de las vidas negras. Aquel día, varios "guardias civiles lanzaron gases lacrimógenos y dispararon pelotas de goma a personas que se encontraban en el agua". El protocolo de utilización de material anti- disturbio no contempla la utilización de pelotas o gases cuando las personas se encuentran en el agua, sin embargo, se trataba de vidas pobres y negras, vidas sin importancia, vidas que nacen de la negación para el imaginario racista que nos contempla desde las lógicas de exotización, persecución y muerte.

 

"El asesinato de personas negras en la frontera sur es la norma y no la excepción en el imaginario colectivo de la sociedad española."

 

No son 15 personas asesinadas, son familias extensas, historias cercenadas por las política racista y xenófoba que asume que la lógica es criminalizar a las personas migrantes, personas que son el reflejo de las resistencias contra las desigualdades económicas norte- sur, desigualdades herederas del colonialismo y que encuentra sus mejores guardianes en las pieles negras con máscaras blancas de mucho de los gobernantes africanos que hay hoy en día.

 

La jornada dio comienzo con la proyección del documental “Samba. Un nombre borrado”, de Mariano Agudo y Madmoud Traoré (Intermedia Producciones). Las historias que hay detrás de las personas que emprenden el camino de la migración, en muchas de las ocasiones, son ignoradas, lanzadas al olvido para convertir la presencia de vida en simples números, simples ecos de una realidad que, a muchas personas parece no importarles, son siluetas que vagan, recuerdos efímeros sin contexto.

 

Después de la proyección del documental se produjo la marcha, alrededor de unas 500 personas, caminamos a través de las calles de Ceuta para gritar consignas contras las políticas asesinas de la Unión Europea y España, contra el racismo institucional, y, sobre todo, proclamas en recuerdo de ellos.

 

Es la memoria de ellos las que nos hace caminar, somos diferentes organizaciones, diversas formas de pensar y actuar, sin embargo, la conciencia colectiva que nos rige tiene como base la seguridad de que las políticas de la Europa Fortaleza matan, y cada día más.






 

La marcha terminó en la playa de Tarajal, frente a unas rejas con concertinas que nos esperaban junto al despliegue de unos 10 policías que cuidaban del perímetro; en el mar, una lancha de la Guardia Civil, representación de la impunidad y el poder y en ese preciso momento, a mi cabeza viene el recuerdo del archivo del caso, la jueza afirmando que ellos sabían del peligro y que por lo tanto, eran culpables de sus propias muertes. Ni los testimonios recogidos por diferentes organizaciones ni las imágenes en las que podían verse las pelotas de goma y los gases lacrimógenos lanzados contra ellos, fueron suficientes para juzgar como asesinato estas muertes. La negritud y la muerte parecen tener una relación directa, para algunxs, pongamos en funcionamiento las estructuras de poder que alimentan el racismo.

 

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Hubo un momento en que las personas que conformamos el grupo que fuimos a Ceuta, nos miramos, en una señal de complicidad. Una de las lecturas del manifiesto fue llevada a cabo por una persona “blanca”, en nuestro interior, nos preguntábamos si esa misma lectura no la podría haber realizado un hermano/a, son pequeños gestos que marcan la diferencia, sin embargo, esto no desfigura la gran emotividad del acto y el sentimiento de agradecimiento honesto a las personas y organizaciones que vienen desarrollando un enorme trabajo en la Frontera Sur, son ellas/ellos las que conforman, en muchas ocasiones, el apoyo fundamental a las resistencias de nuestras hermanas y hermanos ante las políticas migratorias de la Unión Europea y España.

 

Esto me lleva a re- pensar los límites actuales del movimiento negro, en sí, la parte más joven y que tiene una relación directa con la desconexión intergeneracional que tenemos. Nuestras prioridades no siempre están marcadas por los tres ejes que son fundamentales, que no únicos, para analizar la situación de nuestra comunidad en España: la raza, la clase y el género.

 

El tejido asociativo de la comunidad africana y afrodescendiente debería tener como uno de sus ejes prioritarios la lucha contra las políticas asesinas que van dirigidas hacia una parte importante de la comunidad y no se trata, simplemente, de manifestarnos, se trata de poner en marcha redes de apoyo propias, pero también, unirnos a algunas de las que ya existen.

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No podemos pretender señalar negativamente todo lo que hay, la realidad es mucho más compleja y cada vez más violenta, cuando ha dejado de ser violenta para nosotras, sólo cambia el grado de violencia que sufrimos.

 

Para terminar, este sábado 10 de febrero a las 17:00, marcharemos contra la esclavitud en Libia y en Mauritania. El acto forma parte de un todo, las vidas negras no importan.

 

“En la mayoría de casos, el protocolo que se sigue con estos individuos es registrarlos, en el cementerio más cercano, con el identificador de Joven, Varón, Raza Negra.”






 

"En memoria de Yves, Samba, Daouda, Armand, Luc, Roger Chimie, Larios, Ousmane, Keita, Jeannot, Oumarou, Blaise y una estrella que surcó el cielo pero no conocemos su nombre".


 

Indagando, aturdido ando y aprecio, 
la luz que persigo cuando miro al frente, 
no abajo, mucho menos arriba, 
al frente donde siempre estuvieron los míos, 
resistiendo, acompañando a un hombro herido. 

Perseguidora eres tú de esa luz que ennoblece la lucha, 
no cualquier lucha, la de los nadie, 
la de los dejados sin voz,
la de las que se cansaron de la tutela,
atravesando con un golpe profundo el paternalista velo, 
el deseo interno de salvadores de nuestras vidas,
que nubla cualquier atisbo de lucha anti-racista. 

¿Hay que reconsiderar los límites de las alianzas?

Desde que comprendo que el poder transforma
hacia el desvío una parte del tiempo, 
buscando comprender si este es como el viento, 
o es una cuchilla que atraviesa, 
con más contundencia, la de vida de los nuestros.

Cuando de proclamar el poder para nosotras se trata,
caen las túnicas blancas de aquellos,
provocando un ruido estridente,
llego el momento, llego el momento, 
yo asumo mis privilegios, pero…. 

No hay alianza sin organización propia, 
es una base, donde semilla echar a crecer,
y proyectar un mundo de futuros inciertos, 
que nacen desde nuestras complejidades; 
serán nuestras las victorias y porvenires. 

No hay presente sin organización, 
No hay presente sin organización, 
No hay presente sin organización. 

¿Somos comunidad?

Enciende la tele, lee noticias, busca sus muertes, 
y entenderás que nuestras vidas negras se niegan, 
que la violencia se reparte en trozos desiguales dentro de la comunidad, 
y asumir esto es responsabilidad histórica con el latir negro. 

La conciencia no es un resultado
sino la condición de un proceso, 
no nos quedemos en la estética afro, 
no nos quedemos en la cárcel del retrato,
dibujemos, disfrutemos, dancemos,
después de las victorias, no antes,
de si quiera haber encendido el fuego que nos acompaña. 

Es la muerte naturalizada embardada a un color de la piel, 
que, anudada a la clase y al género, nos señala caminos disruptivos; rompamos con la complacencia de ser objetos directos de la violencia racista, clasista y machista; 
una redistribución de la violencia simbólica y material exijo. 

Basta ya, solo por un instante, 
de hablar de apropiación cultural,
dejemos de mirar el dedo que nos señala,
perdemos fuerza, perdemos fuerza. 

Aunque mucho de lo que concebimos
como “negro” sea un reducto colonial, 
hay que convertirlo en nuestro
para hacerlo temblar hasta romperlo, 
lanzarlo al vacío eterno del lenguaje que no existe,
al mismo lugar que irán los que niegan nuestras vidas. 

Es insuficiente la unión si es solo para combatir el racismo, 
somos riquezas, reinos, historias, comunidad trans-nacional, somos ideología que apunta a un sistema que nos oprime, aunque, también, somos mascaras blancas en rostros negros. 

Y esto no es un llamado a la guerra, 
es una pregunta abierta a nuestros silencios, 
y a las banderas que ondean en los balcones; 
seres inquietos andan con legitimidad por las calles
buscando avistar a uno de los nuestros, cerdos fascistas. 

Nuestros silencios se componen de gritos;
ya, ya, ya, ya, son sus proclamas ante el espejo; 
son los soles que se pierden por la montaña, 
las cuerdas del reloj que nos llama a organizar el amor y la rabia. 

La conciencia no es el resultado sino la condición de un proceso.

La identidad nunca es el fin sino el principio de la autoconciencia. 

En nombre de la tierra, el pan, la vivienda,
la educación, el vestir, la justicia y la paz.
Hágase a los racistas lo que ellos nos hacen a nosotrxs.

auto- organización y anti-racismo político exijo

 

"Trozos de Rabia". Yeison F. García López.