Jesús, el hermano agredido en la renfe les dejó en evidencia
Hace unos días veíamos la violencia racista a la que era sometido un hermano en la estación de Atocha Renfe (operadora ferroviaria de España) por parte de unos guardias de seguridad que se vieron con la legitimidad de ir a por él y agredirle.
Lo que no se esperaban estos guardias es que Jesús, que es el nombre del hermano, le diera la vuelta a la situación y los dejara en evidencia ante todo el vagón, les hiciera estallar todo el racismo que estaban ejerciendo contra él, dejándoles la única salida de la agresión directa.
Muchas somos las personas negras que en nuestra vida nos hemos visto ante una situación parecida. Sea en el colegio, en una discoteca, en un centro comercial, a la hora de hacer una gestión administrativa o en un simple paseo por la calle. Algunas veces no hemos podido aguantar la rabia y hemos reaccionado de la misma manera que Jesús, históricamente hemos resistido de diferentes maneras las violencias derivadas del racismo. No obstante, en algunos momentos, hemos callado ante una situación racista y, no por no querer actuar sino como mecanismo de defensa, se utilice consciente o inconscientemente.
Hemos interiorizado que, en alguna ocasión, se nos va a parar, se nos va a juzgar, se nos va a criminalizar por el color de nuestra piel. Y la mayor contradicción es que lo sabemos y, a su vez, lo tenemos que negar ante una sociedad que te mira con violencia cuando señalas que eso que está ocurriendo es una situación racista.
Lo que ocurrió hace unos días no es un hecho puntual, no es una anécdota, es la imagen palpable de la violencia que ejerce el racismo institucional y social contra nuestra comunidad. Es una violencia histórica que llevamos sufriendo desde hace siglos y que se ha ido adaptando a los diferentes contextos donde nuestras comunidades desarrollan sus vidas como diáspora. No es la misma situación en la que se encuentra la población afrodescendiente de Colombia que la situación de la comunidad afroestadounidense, sin embargo, la violencia que sufren ambas comunidades tiene una matriz común, el racismo que alimenta el capitalismo racial.
No sólo el eje racial explica la situación de nuestra comunidad, debemos tener en cuenta otros ejes como son los de clase, disidencia sexual, origen, situación administrativa… Somos una comunidad enormemente heterogénea y, esto mismo, supone una riqueza y, a su vez, una enorme complejidad a la hora de trabajar en la construcción de esa identidad común.
A pesar de la complejidad, al ver las imágenes de la agresión racista, hemos sido muchas las personas pertenecientes a nuestra comunidad las que hemos utilizado las redes sociales para denunciar lo ocurrido. Y, puedo aventurarme a decir que no sólo había un impulso de denuncia, sino que también, había un enorme sentimiento de orgullo mezclado con rabia, Jesús les dejó en evidencia.
Uno de los guardias le grita a Jesús: “eres una mierda de compañero”. Su inconsciente le delata, Jesús tendría que haberse callado, haber entrado en esas reglas invisibles que nos enseñaron a todas las persona no blancas que nos hemos criado en este país: no les delates, es tu compañero, parte de tu familia, amistades de toda la vida o incluso tu pareja, no les delates.
Al día siguiente de esta agresión racista se celebraba el 12 de octubre, una festividad que conmemora la conquista y el genocidio de otros pueblos no blancos. Esa festividad que conmemora la esclavización de personas negras provenientes del continente africano. Aparentemente no tendría ningún tipo de conexión la celebración de esta festividad y la agresión racista sufrida por Jesús, sin embargo, cuando comprendemos que el impulso que lleva al guardia a acercarse a Jesús, una persona negra, en un vagón atestado de gente mayoritariamente blanca, está relacionado con la construcción racista de la persona negra que hay en España: salvaje, sospechosa, no garante de ningún tipo de derecho, sumisa… Vemos la raíz racista- colonial de la acción del guardia.
La amnesia colonial que sufre este país hace que pocas personas relacionen la acción del guardia con el pasado colonial, no simplemente de España, sino también, Europeo. Esa amnesia en la que se guarda el impulso que llevó a que guardias civiles dispararan hace cuatro años pelotas de goma y gases lacrimógenos contra hermanos que se encontraban en las aguas que cercan la playa del Tarajal, ese mismo impulso que legitima la existencia de los Centros de Internamiento de Extranjero y las redadas racista, ese impulso que es el base de la negación constante de las vidas de las personas negras en España.
Los discursos racistas y anti-inmigración defendidos por la extrema derecha y derecha ya están empezando a tener sus primeras victorias. Ya son varios los intelectuales de izquierda que, bajo la idea de poner en el centro la recuperación de la soberanía nacional frente a la globalización neoliberal, han empezado a defender, sin ningún tipo de vergüenza, los mismos discursos anti-inmigración que plantea la extrema derecha y derecha.
La acción de resistencia de nuestro hermano Jesús nos da varias claves para poder enfrentar lo que se avecina. Jesús puso en el centro su vida como persona negra, esperó el momento preciso para hacerles saber que conocía sus funciones, les delató ante todas las personas presentes. Jesús, a través de su acto de resistencia, encarnó lo que denunció hace poco el Grupo de Trabajo de Expertos sobre los Afrodescendientes de las Naciones Unidas: “la discriminación racial está presente en todos los ámbitos de la sociedad española, desde los centros escolares hasta el mercado de trabajo, pasando por la vivienda, la sanidad y otros servicios sociales”.
Esta misma acción de resistencia puso, una vez más en evidencia, los mecanismos discursivos por los que el poder justifica históricamente la violencia contra los cuerpos negros. De esta manera, Cercanías Madrid justifica la acción racista de los guardias:
La criminalización de las personas no blancas para ejercer violencia contra ella no es una marca registrada del equipo de comunicación de Cercanías Madrid, justo unos días antes, a raíz de la investigación de un diario se comprobó cómo el Ministerio del Interior lleva desde el 2008 inflando las cifras de expulsión de personas por cuestiones relacionadas con delitos.
La acción de resistencia de Jesús es un llamado más a la necesidad de organizarnos como personas pertenecientes a una comunidad heterogénea, una comunidad que sufre las violencias del racismo institucional y social. Tenemos la necesidad de unirnos con otras comunidades no blancas que también son víctimas del racismo institucional, debemos unirnos a aquellas organizaciones y personas blancas que no sacan de accionar político el eje racial, debemos organizarnos y unirnos para construir un sujeto político antirracista en el Estado español.
Cuando empecemos a organizarnos, a unirnos con otras comunidades no blancas para enfrentar el racismo estructural que viven nuestras comunidades, muchas serán las personas que nos gritarán: ¡eres una mierda de compañero!
Por Yeison García López