“Marielle cambió la historia. Incluso la historia entre las mujeres blancas de la política que no daban la cara y que probablemente no sean abatidas como ella”
Hace un año del asesinato de Marielle Franco. Activista, negra, disidente sexual y luchadora por los DDHH de las personas negras pobres en Brasil. Hija de la favela que fue elegida concejala en Río de Janeiro en el 2016, accediendo así a espacios del poder político, considerados tradicionalmente para la blanquitud. Quizás eso le costó la vida.
El movimiento negro en Brasil y del mundo aún vivimos con el dolor de la ausencia física de Marielle Franco. La maquinaria de exterminios de cuerpos negros sigue operando y más en contextos donde toma fuerza la derecha blanca, el fascismo y el neoliberalismo. Muchas preguntas quedan sin responder. Mucha incertidumbre en torno esclarecimiento del asesinato de Marielle. Aún así su imagen y su pensamiento ha tenido resonancia en muchas partes del mundo
A finales del 2018 en la ciudad de Madrid, Renata Neder, investigadora de Amnistía internacional, realizó una gira para dar a conocer el caso del asesinato de Marielle Franco. Esa gira internacional fue realizada junto a la madre de Marielle, Marinete Da Silva, y la pregunta que se realizaba en ese encuentro era “¿Quién mató a marielle Franco?” y aunque al día de hoy, a un año de su asesinato, fueron detenidos dos ex policías como sospechosos del crimen los resultados de la investigación son insuficientes y no reparan la ausencia.
Aquel encuentro con la madre de Marielle Franco, fue un acto desde la doloridad. Esa marca histórica que une a las personas negras y de la diáspora ante la pérdida. Como diría la escritora Vilma Piedade: “La doloridad es un dolor específico, que une a todas las mujeres, pero que es agravado por el racismo, que sólo la mujer negra, sólo la juventud negra va a sentir". Escuchar el relato del dolor de una madre ante la pérdida de una hija es escuchar el relato de mi madre y el de todas las madre negras que la necropolítica les arrancó la vida de sus hijxs.
Marinete Da Silva nos relata:
“Quiero dar las gracias a este espacio por la apertura, y para que yo, como madre, pueda venir aquí para hablar de algo tan difícil; y agradezco a este colectivo y a todos los colectivos que abren las puertas para que podamos hablar de las personas que sufren, de las que son asesinadas, sobre todo las personas negras, que son la carne más débil.
Después de todo ese proceso trabajando en la asamblea legislativa de Río de Janeiro (A ALERJ), surgen dentro del PSOL (Partido Socialismo e Liberdade) las ganas y la necesidad de presentar a una candidata negra comprometida con todas estas cuestiones. Y es cuando empieza la candidatura de Marielle concejala en 2016. Claro que estaba en contra. En contra de que se presentase como candidata. Yo creía en mi hija, creía en el trabajo que hacía, en la grandeza que tenía como activista y en la diferencia que hacía en cualquier partido que pudiera estar; pero estaba en contra de que se postulara para concejala. Como madre he sido muy clara al decir que lo que ella defendía ya era suficiente lo que estaba haciendo, que había un peligro muy grande al estar tan cerca de Marcelo, pero yo no pude impedirlo.
¿Cómo impedir a aquella mujer hacer lo que ella creía, lo que ella quería? Era imposible. Y ella se presentó y salió elegida. Para mí fue una angustia. Una angustia como madre saber que entraría a formar parte de manera partidaria de todo ese proceso porque ella ya lo hacía, ya trabajaba, ya daba la cara y daba voz a los sintecho, a las personas con derechos vulnerables, a todos estos grupos en los que ella creía. Pero yo tenía miedo… miedo del enfrentamiento porque ella siempre daría la cara y podría ser malentendida. Pero no hubo otra forma. Y entramos en la campaña. La familia la apoyó. Marielle hacía mítines domésticos, algo que no es común en Río de Janeiro, pero ella iba a la casa de las personas a contarles cómo iba a trabajar por todos nosotros y con esto ella llegó a lo más alto con 46.502 votos, la segunda del partido y la quinta en Río de Janeiro. Y ella llegó con fuerza, era una persona transparente, era una mujer grandota y muy afectiva con una sonrisa ancha y que conquistaba a todos de su alrededor.
Ella quiso hacer lo que hacía fuera en un sistema comandado por hombres blancos; allí no había hombres negros, ni personas negras. En su equipo había mujeres, había personas trans y ella enfrentaba aquel sistema, aquel sistema que no ha soportado ese enfrentamiento. Y con esa firmeza, con esa dureza ella consiguió generar muchas cosas, pero también odios y envidias porque ella denunciaba lo que estaba mal, ella presentaba propuestas y proyectos para cambiar las cosas, e incluso después de su muerte hay proyectos suyos que fueron aprobados y esto es algo que me emociona profundamente como madre.
En ese espacio que ella ganó con firmeza, con transparencia, no sabemos hasta qué punto todo esto pudo generar el desenlace que tenemos porque ella cambió la historia. Incluso la historia entre las mujeres blancas de la política que no daban la cara por lo que Marielle ha dado y que probablemente no sean abatidas como ella. Marielle no tenía miedo, nosotras no tenemos miedo, en mi familia no hay miedo. Tanto es así que estoy aquí, no es fácil, es duro.
Mi hija comenzó con fuerza y lo que ella hacía era denunciar. Denunciaba a cuarteles, a militares, a la policía… sin miedo. Una de las últimas veces que mi hija habló en el parlamento ella fue bien dura. Ella no permitía que la interrumpiesen. Y habló contra la intervención militar en Río de Janeiro. Ella quería que el gobierno interviniera pero de forma positiva en la salud, en la educación… una intervención en el sentido de trabajar para estos sectores, principalmente en las periferias como Maré de donde venía ella y donde se educó y donde vivió. ¿Y qué hacía que Marielle tuviese tanta fuerza y supiese tanto de lo que estaba hablando? El hecho de que ella venía de estas comunidades. Ella había vivido y vivía en una favela, y sabía cómo la policía actuaba en estos espacios. Sabía que la policía de Río de Janeiro es una policía que mata. También mueren muchos policías, pero sabemos como puede ser de perversa y cruel la policía en estos espacios y ella no lo aceptaba.
Voy a terminar diciendo algo que como madre yo no podía estar con ella todo el tiempo, no podía estar en el parlamento, en los discursos, pero si pudiera haber estado allí le diría que hay cosas que no podía haber dicho como mujer negra. Sus discursos eran muy duros y esa dureza de la denuncia mucha gente no lo ha entendido. No ha entendido su mensaje. Pero desgraciadamente yo no pude. Sus últimos discursos son fuertes, son fuertes, son claros. Ella era una mujer que quería que la gente estuviese bien y por eso denunciaba. Y lo que sabéis de mi hija era difícil, era difícil que ella llegara. Que llegara a dar tanta voz y estuviese aquí”.
by: iki yos piña narváez y Victoria Cupe
Nota editorial: Transcripción de la traducción por parte de Bethania Guerra de Lemos del testimonio de la madre de Marielle Franco, Marinete Da Silva en el encuentro realizado por Amnistía Internacional en Madrid. Diciembre- 2018