El 6 de febrero de 2014 se produjo la escenificación más palpable del funcionamiento del racismo institucional y, por tanto, la importancia de las vidas negras. Aquel día, varios "guardias civiles lanzaron gases lacrimógenos y dispararon pelotas de goma a personas que se encontraban en el agua". El protocolo de utilización de material anti- disturbio no contempla la utilización de pelotas o gases cuando las personas se encuentran en el agua, sin embargo, se trataba de vidas pobres y negras, vidas sin importancia, vidas que nacen de la negación para el imaginario racista que nos contempla desde las lógicas de exotización, persecución y muerte.
El asesinato de personas negras en la frontera sur es la norma y no la excepción en el imaginario colectivo de la sociedad española.
No son 15 personas asesinadas, son familias extensas, historias cercenadas por la política racista y xenófoba que asume que la lógica es criminalizar a las personas migrantes, personas que son el reflejo de las resistencias contra las desigualdades económicas norte- sur, desigualdades herederas del colonialismo.
Hoy estamos acá para recordarles, para gritar que las muertes del Tarajal no fueron muertes, fueron asesinatos
Hoy hacemos sonar nuestros los tambores ancestrales
Hoy nuestros cuerpos vibran porque estamos vivxs
Hoy nuestros muertos nos acompañan
Hoy gritamos: ¡ Paren de deportarnos!
Hoy gritamos: ¡ Paren de encerrarnos!
Hoy gritamos: ¡ Paren de asesinarnos!
Hoy decimos basta de racismo institucional