Hoy, mi cuerpo fue una masacre televisada (y no pude verlo).
Jurista afrodescendiente y activista antirracista.
Ilustración: La Flor de Tamarindo
Llevo días queriendo ver las imágenes y no puedo.
En este confinamiento me falta el valor para exponerme a semejante atrocidad, a tamaña crueldad, a esta sanguinaria deshumanización que nos está extinguiendo. Como mujer negra he sentido que cada día de mi vida ha sido una lucha, una lucha por “pequeñas” cosas en las que otros no tenéis que reparar, como espacio, libertad, seguridad y respeto. Esos derechos humanos que en la práctica no lo son tanto, ni para todos.
A mis hermanas y hermanos, a todos aquellos a los que el nudo en la garganta os aprieta estos días más que de costumbre, os digo que nuestra lucha es larga y conlleva un coste emocional que no debemos obviar. Se habla mucho de los autocuidados pero no de la salud mental. Cada cosa que he dicho sobre el racismo en mi vida, en una red social, en conversaciones con amigos, en conferencias, en espacios de lucha o a quien quisiese, o no, escucharme, ha sido fruto de una experiencia vivida que no puede ser explicada en su totalidad, ni siquiera en parte, sin remover la herida. Esa herida profunda, perpetua y ancestral que llevamos, a veces con pesar y otras con orgullo, como recuerdo de aquello que no debe ser jamás olvidado, como un tatuaje vital, pero que no deja de ser, a fin de cuentas, una herida.
Permitidme que hoy yo no remueva la mía, ya que la siento latir sin acercarme siquiera, en este aliento que me falta, en esta pena que me acuna, en este grito sordo que atruena mis oídos.
Gracias a los activistas que estáis compartiendo lo que está pasando estos días, gracias por hacerlo por nosotros, gracias por hacer que el mundo se entere, gracias por hacerlo por mi. Gracias, porque sé que el coste emocional que os acarrea retransmitir su (nuestra) muerte en directo no es menor.
R.I.P George Floyd
Os abrazo infinito.
*El titulo del artículo es una adaptación libre de un extracto traducido del poema “We teach live, Sir” de Rafeez Fiadah, poeta, periodista y activista palestina.