HELA, Negra: Henrietta Lacks
Por: Bronny
Se podría decir que, de todas las enfermedades existentes a lo largo de la historia, el cáncer casi siempre ha supuesto un reto para el cuerpo en el que se desarrolla. Mucho antes de los distintos grupos de humanos —como el Homo habilis, el Homo erectus, el Homo neanderthalensis, y nosotrxs, el Homo sapiens— el cáncer ya hacía enfermar a otros seres vivos. Sabemos incluso que afectaba a los dinosaurios gracias al estudio de algunos fósiles. Ni siquiera las plantas se libran, aunque es cierto que son diferentes las características patológicas respecto al mundo animal.
A pesar de que ahora tenemos un mejor conocimiento de esta enfermedad, en el año 1600 a. de C. los egipcios ya la describieron a través de lo que hoy se conoce como el “papiro de Edwin Smith”. Esta gente ya explicaba arcaicamente características sobre el cáncer de mama, de útero y su cauterización como tratamiento. Se cree que este documento —que también abordaba otras patologías— es la copia y recopilación de otro aún más antiguo. Esto nos revela no solo el enorme conocimiento de lxs egipcixs, sino desde cuándo estamos luchando contra este enemigo.
Tuvieron que pasar muchos siglos hasta que Hipócrates puso nombre a la enfermedad: carcino y carcinoma lo llamaba en alusión a los cangrejos. El cáncer es una enfermedad cuyas células son capaces de estimular el desarrollo de vasos sanguíneos alrededor del tumor, a esto se le llama “Angiogénesis”. De este modo se nutre y puede invadir otros tejidos. Las células del cáncer no obedecen la programación genética que toda célula sana tiene —como la “apoptosis”, el proceso de muerte programada de la célula cuando esta supone un peligro—; al contrario, se multiplica indiscriminadamente formando un tumor e invadiendo un espacio que no le corresponde.
A día de hoy, gran parte de los avances alcanzados y que se alcanzarán contra el cáncer y otras enfermedades se los debemos a una mujer afro estadounidense, cuya identidad permaneció oculta durante mucho tiempo, pero que hoy conocemos como Henrietta Lacks.
El primero de agosto de 1920 nace en Roanoke, Virginia, Loretta Pleasant, quien más tarde se cambiaría el nombre por el de Henrietta. Como millones de afro estadounidenses, varias décadas atrás su familia había crecido en esclavitud y post-esclavitud: un punto de partida determinante en términos de ascenso social, pues imposibilitaba un avance equitativo respecto a la comunidad blanca. Incluso tras la emancipación de lxs negrxs esclavizadxs en 1863, y tras finalizar la guerra civil dos años después, el acceso a educación o sanidad era difícil o de peor calidad si eras una persona negra. La situación podría asemejarse a lo que sucede hoy con los seguros médicos privados y con los tratamientos ultra caros para ciertas patologías, pero con el agravante de la existencia de leyes que permitían discriminar específicamente a la gente negra. Bajo esta realidad millones de afro estadounidenses sufrían las consecuencias de ser negrxs y pobres, condiciones que muy generalmente suelen ir de la mano.
Tras fallecer su madre cuando solo tenía 4 años, Henrietta es enviada junto a sus 9 hermanxs con sus abuelxs maternxs, también en Virginia. El apellido Lacks lo adquiere tras contraer matrimonio con David Lacks en 1941 y dar a luz a dos de lxs cinco hijxs que el matrimonio tendría. En torno a 1943 se sabe que se mudan al norte en Baltimore, Maryland.
El 29 de Enero de 1951, pocos meses después dar a luz a su quintx hijx, acude al Johns Hopkins: un hospital que lleva el nombre de un empresario y descendiente de abolicionistas que mandó construir orfanatos y hospitales para atender a personas negras, entre otras. Henrietta, aquejada de un dolor agudo, un profuso sangrado vaginal y un bulto en la zona cervical uterina, necesitaba una solución. Ese mismo día le comunican que tiene un adenocarcinoma cervicouterino, un tipo de cáncer cuya tasa de supervivencia es inferior en las mujeres negras. Pero había algo raro. El tumor de Henrietta era diferente a los que se habían visto antes. El 6 de febrero la ciencia nunca vuelve a ser igual. Tras acudir de nuevo al hospital, El doctor George Gey le extrae sin su consentimiento unas células tumorales para cultivarlas y, poco tiempo después, se da cuenta de que las células no solo no han muerto, sino que se han multiplicado en 24 horas. Al cabo de los días, las células extraídas del tumor de Henrietta continuaban multiplicándose de forma anormalmente rápida. Estas células tenían una mutación en la telomerasa, una enzima cuya función es regular el envejecimiento celular. El doctor Gey las llamó HeLa, haciendo alusión a la paciente de donde provenían.
Con el pasar de los meses Henrietta Lacks empeora hasta que finalmente el 4 de octubre de 1951 fallece a consecuencia de su enfermedad. El cuerpo de Henrietta es trasladado en tren hasta Virginia y fue enterrado en una tumba sin nombre. Se cree que su cuerpo se encuentra junto a su madre, pero no se sabe con exactitud. Ese mismo día aparece en televisión el doctor George Gey mostrando un tubo de ensayo mencionando las enormes cualidades que las células HeLa tendrían para el progreso de la ciencia y la lucha contra el cáncer, pero sin hacer mención a Henrietta. A partir de 1952, las HeLa son enviadas a laboratorios de todo el mundo, y los científicos pueden ver cuán maravillosas son: células virtualmente inmortales que se multiplican, con las que se pueden hacer multitud de experimentos y desarrollar líneas de investigación para erradicar numerosas enfermedades.
Es en ese año cuando las HeLa llegan a manos del doctor Jonas Salk, en la universidad de Pittsbburg. Este doctor logra cultivar el virus de la polio en las HeLa e identifica la cepa que causaba la parálisis en lxs niñxs. Esto supuso un gran avance pues, a raíz de este evento, él y su equipo consiguen en 1955 el desarrollo de una vacuna contra la poliomielitis, una brutal enfermedad mortal que genera discapacidad física, y que se creía erradicada.
En la década de los 50, la Asociación Médica Americana (AMA) calificaba como “medicina socialista” aquella que pretendía dar cobertura e impedir que millones de personas quedasen desamparadas, es decir, a la que pudiera acceder la gente blanca de clase media/baja y, principalmente, la gente negra. Bajo el mantra de la “libertad” se hizo aún más fuerte el poder de las aseguradoras. De hecho hasta el Obamacare en 2010 —un programa eliminado por Trump que buscaba reducir el número de personas pobres que quedaban fuera del sistema sanitario— las aseguradoras podían discriminar a lxs clientxs en función de su historia clínica (por tener diabetes, fibrosis quística, hipertensión, etc.).
(Ver Documental) EE UU tu dinero o tu salud.
También en 1955 ocurre algo que evidencia hasta que punto aún la comunidad afroamericana servía como conejillos de indias. Elsie Lacks, hija de Henrietta que nació sordomuda, muere en el hospital Crownsville de Baltimore a consecuencia de los múltiples experimentos y perforaciones que le hicieron en el cráneo. Este fatal desenlace es uno de los muchos que se han llevado a cabo en detrimento de la comunidad negra. La familia de Elsie no supo que experimentaron con ella durante décadas y tampoco tenían conocimiento de que una parte de Henrietta estaba viva.
Es a principios de los años 70 cuando lo averiguan, gracias a un investigador negro del hospital Johns Hopkins, amigo de un familiar. Para esta década, y tras el fallecimiento por cáncer de páncreas de George Gay (el doctor que lo inició todo sin beneficiarse económicamente de ello), las HeLa se habían mercantilizado y se vendían por todo el mundo a través de la empresa “Microbiological associates, inc”. En ningún momento trataron de ofrecer a la familia alguna explicación o compensación por todo esto. De hecho la identidad racial de Henrietta se ocultaba adrede.
El reconocimiento —no solo a Henrietta, sino a su familia— se hizo esperar. A finales de los 90 se desarrolla un documental en el que se habla sobre el origen de las HeLa “Modern times: the way of all flesh”. Pero es en el año 2010 cuando la escritora Rebeca Skloot muestra al mundo el libro “La inmortal vida de Henrietta Lacks” un profundo trabajo de investigación en el que repasa la vida de Henrietta, la de su familia y las HeLa.
Se crea una fundación cuyos beneficios van a parar a la familia de Henrietta Lacks: The Henrietta Lacks Fundación™ . Algunxs de sus descendientes han podido cumplir el sueño de estudiar enfermería o medicina. En marzo de 2021, Lawrence Lacks de 87 hijo de Henrietta lacks, recibió emocionado de la OMS un premio póstumo dedicado a su eterna madre.
Las Células de Henrietta Lacks, las HeLa, estan infectadas con el VPH (virus del papiloma humano) del serotipo 1P.
Algunos de los logros conseguidos gracias a las HeLa son:
Las primeras en cultivarse en un laboratorio.
Las primeras en ser clonadas (1953).
Las primeras en ser hibridadas con un animal (en 1965 con células de ratones).
Esta línea celular ha contribuido a la investigación de la gravedad cero en el espacio exterior (Sputnik, 1960).
Desarrollo vacuna contra polio (1965).
Desarrollo vacuna contra covid-19 (desde 2020).
Investigación del cáncer.
Desarrollo del “Trastuzumab”, fármaco contra cáncer de mama.
A esto habría que sumar los otros miles de estudios que se han hecho gracias a las HeLa. Una línea celular en la que reside un misterio, pues a ciencia cierta no se sabe a que se debe su asombrosa particularidad. Henrietta, sin saberlo, en cierto modo vive y contribuye a la curación de millones de personas en todo el mundo. Habrá que esperar al mañana para ver que será lo próximo que las HeLa de Henrietta son capaces de hacer.
En 1961 JFK (Kennedy) el 35 presidente de EE.UU dice ante una audiencia de millones de personas: “estamos a la zaga de todos los países europeos en el tema de la atención sanitaria a nuestros ciudadanos”. Esa frase refleja la desconexión ante la realidad que vivían lxs negrxs: las células de una mujer negra de la que ocultaron su identidad estaban curando enfermedades y desarrollando fármacos solo accesibles a aquellos que pudieran pagarlo. Una frase dicha en un momento donde todavía era legal prohibir el voto a la gente negra por motivos raciales, pero donde no era ilegal beneficiarse de lo que la gente negra podía producir.
Quizás esta frase de Martin Luther King dicha en marzo de 1966 reflejaba y refleja mejor la realidad a la que han de hacer frente los estados:
“De todas las formas de desigualdad, la injusticia en el cuidado de la salud es la más escandalosa e inhumana”.
Fuentes bibliográficas
Portillo Vásquez, S. M. (2014). Las eternas células HeLa, el dilema ético de hoy. Revista Médica Hondureña, 82(4), 164–167.