Limpiando San Francisco.
Por Marra Junior.
En el barrio de San Francisco, que se encuentra en Bilbao (Bizkaia/ País Vasco), se está utilizando la situación de emergencia sanitaria provocada por el Coronavirus para normalizar un barrio sin personas migradas con el fin de hacer ver a la opinión pública (a la mente de las personas que lo habitan) y al resto de Bilbao, que el Alcalde cumple con su promesa de hacer de esta ciudad el centro de Europa.
Esta acción está acelerando el proceso de desplazamiento y de gentrificación de nuestro barrio. Hay una clara intención de transmitir el mensaje de que es posible “limpiar el barrio”, como lo dijo el ex-alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, en su día en un cartel monumental con el lema: “Limpiando Badalona”, de inequívocas resonancias racistas. Algunas personas cuestionaron y criticaron al PP por su racismo.
Pero, ¿qué pasa ahora con esta alarma sanitaria? Los mensajes que se lanzan sobre el barrio San Francisco no distan mucho de este lema. Todo ello sirve como justificación para construir un barrio sólo para algunas personas, borrando la identidad de las calles y las plazas.
Deberíamos preguntarnos: ¿qué hay detrás de todo el despliegue del dispositivo policial en el barrio en estos momentos en tiempo de #yomequedoencasa? En este caso la Ertzaintza (la policía autonómica del País Vasco).
Habla de responsabilidades compartidas tanto individuales como colectivas para frenar la contención del virus, sin embargo, yo me pregunto, ¿dónde está la responsabilidad individual y colectiva de defender los derechos de las personas con mayor situación de vulnerabilidad en este país?
Estamos hablando de personas sin domicilio fijo, personas que viven en la calle. No hay recursos (un techo) en el Servicio Municipal de Urgencia (SMUS), simplemente se ha habilitado un pabellón (La Casilla) para las poblaciones en situaciones de vulnerabilidad.
¿Creéis que todo el mundo que está viviendo en la calle ahora mismo tiene acceso a dicho recurso? ¡Claro que no! No entran y no tiene donde ir, con quien hablar de las precauciones para evitar la transmisión del virus, ni tienen un espacio de desahogo, ¿y qué pasa con aquellas personas en esta situación de vulnerabilidad que presentan síntomas?, ¿cuál es el protocolo?, ¿qué se hace?, ¿se ha pensado en esto?
“Ayer me pararon más de cinco veces, en una distancia de 100m al salir de mi trabajo, con expresiones “eres tonto o qué”, “no os enteráis de nada…”, “¿Queréis morir?” “Esto es serio, no se trata de ninguna broma”.
La frustración que conlleva esto, pone en riesgo la salud mental y emocional de estas personas, cuestión que no parece tener en cuenta los responsables políticos de nuestra sociedad. El sentimientos de abandono que ellos y ellas sufren se ve acrecentado por las miradas violentas que, con mayor fuerza, se dirigen a los cuerpos racializados, aquellos que siempre son considerados potenciales delincuentes, cuerpos no civilizados.
Personalmente a mí, ayer me pararon más de 5 veces, en una distancia de 100 metros al salir de mi trabajo, con expresiones como: “eres tonto o qué”, “no os enteráis de nada…”, “¿Queréis morir?”, “Esto es serio, no se trata de ninguna broma”. Estos mensajes responder al racismo policial interiorizado para criminalizar cuerpos negros.
Estoy harto de la solidaridad virtual, ¿cuántos grupos de whatsApps se han creado?, ¿cuántas plataformas?, ¿cuántas iniciativas?, ¿cuántos carteles compartidos en facebook de “yo me ofrezco a hacer la compra”? Todo esto está genial, pero ¿qué pretendemos con esto? Además de seguir implicadas en estas acciones creo que es necesario que nos preguntemos también ¿Estas iniciativas están protegiendo a todas? ¿No se está dejando a las personas migrantes y racializadas en situaciones de extrema vulnerabilidad fuera de todas estas iniciativas?
Me cuesta quedarme en casa pensando en todas aquellas personas que no tienen casa, que no tienen domicilio fijo, las que están siendo violentadas diariamente, las que se enfrentan a la soledad más dura. Debemos pensar en la manera de proteger a todas aquellas personas invisibles porque nos encontramos ante la posibilidad de que las violencias racistas del Estado se den con más fuerzas contras aquellas que siempre han sido las olvidadas.
Ojalá que cuando pase todo esto, como sociedad aprendamos a llevar esta solidaridad virtual a las calles, con aquellas personas en situaciones extremas de vulnerabilidad.
Que las redes de apoyo se mantengan en el tiempo, que la creatividad en las resistencias sean duraderas y que tomemos conciencia de la capacidad transformadora y de influencia que tenemos frente a un sistema global patriarcal, que Adriana Guzmán nos compartió en Bilbao, como el sistema que sostiene el racismo, el capitalismo y todos los otros sistemas de opresiones.
Espero que juntes venzamos el COVID-19 en todos los territorios.