Armada y sin miedo:

 

Manifiesto de una marika-travesti caribeña afro-india descendiente contra todo el mundo

Autorretrato por Waquel Dullard

Autorretrato por Waquel Dullard

 

Por: Waquel Dullard

sobre el maldito mundo: el devenir es cimarrón

En un lugar que fue hecho para ser mundo, el mundo siempre es y será colonial y heterosexual. No hay más, siempre es menos. El mundo es mundo porque se define por la unicidad, la universalidad y la regla. La heterosexualidad es regla, el racismo es regla, el consumo y la explotación de cuerpos es regla, el capitalismo es regla, la ciudadanía es regla, la blanquitud es regla, la jerarquización de cuerpos dentro de la modernidad es el derecho que gobierna este mundo hecho para todos, solo que en posiciones diferentes.  Lo plural, multiversal y multilateral es inexistente. Incluso su presencia es una advertencia. Si queremos deshacernos del sexismo, el racismo, heterosexismo – patriarcal, el capitalismo y en términos amplios la colonialidad del poder, pensando en Quijano,  hay que hacer arder el mundo, porque el mundo es la matriz de funcionamiento del heterocapitalismo. Es la caja que contiene,  limita, coloca y encierra las vidas construidas para perecer en beneficio de la blanquitud. El mundo es la blanquitud, no tengo sueños depositados aquí. Este mundo es la parrilla que limita la disidencia dentro de la colonialidad-modernidad. Está prohibido ser disidente dentro del capitalismo, quien lo es pierde la oportunidad de hablar y es patologizado. Este mundo es la casa del amo y la ama, tiene reglas muy claras, es la casa dentro de la plantación que protege el poder jerárquico y explotador que dota a los sistemas de múltiples opresiones y que a su vez genera dominación sobre quienes deben soportar: las vidas racialmente precarizadas. 

El mundo es la plantación de lxs amos: los blancos comen en la mesa de la sala y los negros en el patio, el capataz es blanco y es quien da los latigazos y el negro los recibe. El negro está bajo el sol trabajando hasta morir para enriquecer a la blanquitud. El mundo nunca ha dejado de ser una plantación, es un campo de exterminio. ¿Acaso no lo ven? En la pandemia  quien sostuvo la vida fue el sujeto racializado. La que nunca paró, la que nunca hizo homeoffice, quien produjo la comida, quien limpió, cocinó, recogió la basura, fue la negra, el indio, la pobre. Este mundo pandémico administra bio-geopolíticamente las vidas del sujeto negro-indio-racializado para sosten de la blanquitud.  El mundo  que conocemos, este mundo moderno, es el poder sistémico que hace posibles las fronteras coloniales habitadas por marikas negras mestizas. Fronteras que son heridas. Pensando en Gloria Anzaldúa…”si queremos vivir, hay que salir del mundo, mientras le prendemos fuego a la plantación”. 

En el mundo  siempre se resta, se cancela, se limita, se elimina, se quita del medio, se barre, porque el espacio para la existencia siempre es y será para el sujeto hegemónico, para quien ha sido diseñado y creado desde la subjetividad humanoide y no desde la cosificación objetable. Para mí el mundo es humano y el humanismo hay que dejarlo ya por ser una herencia colonial, hay que inventarnos otra cosa que no sea entendido en los términos de mundialidad y globalización, hay que dejar de tocarle la puerta para que nos dejen entrar a la ciudadanía. Escapar es inventarnos otro sitio que habitar. La imaginación es una oportunidad para soñar otros espacios lugares donde nuestras vidas sean vivibles. Hay que dejar de existir en este mundo, la existencia siempre es ciudadana y blanca, lo demás ocupa el lugar del desbordamiento, existe en cuanto es lo “lo otro”. Hablamos de diversidad de subjetividades, pero es falso. Siempre hay una, la del blanco, o al menos es el metarrelato que nos intentan hacer comer. Estamos disputando otra existencia, pero no la de modernidad y la que cobra sentido dentro del capital. No estoy diciendo que todo es una fatalidad, creo que hay oportunidad de escape, lo que digo es que este mundo es colonial y que no podemos sembrar en suelo podrido. Hay que parar ya. No podemos huir intentando usar las carabelas de colón, no podemos escapar usando los ciber – aviones del imperio yanqui- europeo ni las armas de la OTAN. No podemos podemos dejar el mensaje para el encuentro a  nuestras ancestras cimarronas en las bandejas de Facebook, de Twitter o Instagram de Mark Zuckerberg. El cimarronaje no está allí, esos son lugares de miseria, de especulación, cancelación y hechos para debilitar nuestras resistencias ¿Acaso no nos quedó claro lo que nos advirtió Audre Lorde? -  las herramientas del amo no desmontará la casa del amo

Hay que crear herramientas otras que se escapen del control blanco y que desencajan al eurocentrismo que configura este mundo. Desmontar la casa, desmontar significa desenganchar todas sus piezas y evidenciar el fraude que es usa-europa. Las herramientas-tecnologías que posibilitan mi existencia marika- travesti son ancestrales, cimarronas y colectivas. Han sido la constante fuerza y la búsqueda de la supervivencia, contra todo destino, las que a pesar de que la policía migratoria siempre está detrás me han permitido todos los días co-autopreservarme (1). La fuerza, la vivencia negra y caribeña en coordenadas migrantes, la experiencia colectiva de la negritud contra los planes genocidas del necroEstado, son lo que me mantiene viva. No ser varón, no ser mujer, ser heterodisidente del sistema reproductivo sexo-género dentro del aparato colono-binomial “mujer-hombre” occidental, ser travesti y maricón - coje hombres - en un entramado obsesionado con la familia nuclear, la propiedad privada, el capital y la heterosexualidad forzada - es un acto encarnado que se experimenta  diario y constantemente en lógica de círculo inacabado que provoca profundo cansancio, pero que reconozco necesario para nuestra vida continuada y conservación negra-afro-india-mestiza. Es decir, para nuestra conservación como fuga y esperanza cimarrona fuera de esta equivocación de mundo. Al menos a mí eso me ha mantenido en pie. La fuerza de pensar otra cosa e imaginar otros espacios de vida no occidentalocentrados. No hay formas de vida, hay vida. No hay una vida occidental y otras, la vida moderna es muerte, el heterocapitalismo solo masacra cuerpos racializados en maquilas, en zonas francas, en casas de familia, en plantaciones y campos masivos de cultivo, en fábricas e industrias al estilo Monsanto y Coca Cola, en la calle y en todo lugar dentro del capital es muerte.  Por eso yo entiendo la vida solo en la resistencia fuera de esta matriz racista que clasifica cuerpos melánicamente para su soporte. Pero ahí está el truco, en pensar que nosotras las negras e indias podemos vivir dentro, que algún día nos dejarán pasar de la plantación a la casa.  Nos han engañado como si se tratara de un truco de magia. ¡Es que nos han engañado! Nos dijeron falacias, cosas muy atroces y dolorosas, nos han dicho cosas impensables, inimaginables…y le hemos creído. ¡Cómo podemos creerle tal barbaridad: nos han cambiado el oro por espejitos. Nunca nos dejarán pasar, hay que quemar todo e irnos! 

Antes de tener espejos sabíamos que éramos las bonitas de la tierra. Nosotras las negras, las indias, las mestizas, las no humanas, las no blancas, las no europeas, no conocíamos la dicotomía “salud - enfermedad” porque solo éramos junto al territorio. No pensamos en lógica “naturaleza - cultura” éramos más que eso, sentíamos primero. 

La mentira es el único vehículo de tránsito en este mundo. Este mundo solo transita desde lo binomial, hay que experimentar una ecología (2) de transitividad que se escape de la heterosexualidad identitaria que funciona categorialmente. Nuestras ancestras cimarronas no tejieron caminos en sus cabezas para hacerse una casa dentro de la plantación. Fundaron un quilombo, un conuco, una comunidad fuera de la civilización colonial y abrazada por los montes y las montañas, literalmente se fugaron de la colonial-hetero-plantación. Deleuze y Guattari no citaron a mis ancestras negras, la línea de fuga desterritorializada fue antes práctica negra que teoría blanca, fue más cimarrona que francesa. Para ser aquí solo es posible bajo la fórmula:  mentir-matando. Solo la mentira construye la episteme de occidente, su blanquitud propicia la antropología de la dominación (3)  del mundo, antropología que configura lo humano, jerarquizando, clasificando, exprimiendo y encajando de tal manera que los poderes-sobres posibilitan la explotación, la expropiación y el despojo de vidas-territorios y ecologías otras definidas fuera de los límites de lo cis-hetero-blanco. Esa antropología funciona para preguntarnos ¿Quiénes somos  y en qué mundo vivimos? - respondiendo, nos daremos cuenta de la posición que ocupamos en esta pirámide globalizadora. Tener posiciones siempre es un error, entendiendo que este mundo construye posiciones disímiles de vidas, porque le interesa mantener este mono-político-militar-sobre-territorio que pretende ser una aldea global deslocalizada que facilita el adecuado funcionamiento de las fuerzas blanco-dicto-imperiales, las cuales siempre se arman del dominio definitorio tanato-fármaco-político de la heterosexualidad como régimen político. Pensando en la Wittig y el demonio del capitalismo pintado como ángel con los pinceles hechos por la industria armamentista fraguada en los marcos de guerra de las potencias y enarbolados por ellos mismos, dígase el centro,  sobre las periferias. Ese es el mundo, no hay otro, abandonemos el estado permanente de engaño… lo que conocimos antes de 1492, ya fue, eso no quiere decir que no estemos vives y que no podamos escapar, pero el escape significa la destrucción del mundo moderno que hoy conocemos, y la destrucción del mundo no es otra cosa que la destrucción de la blanquitud como tiranía. 

No quiero cambios, quiero quemar la plantación

No quiero cambios, quiero que desaparezca europa y todo su eurocentrismo propagado imperialmente. Cambiar es reformar, no quiero reformas, recuerden las 95  tesis de Lutero que multiplicaron el mal del occidentalcristianismo por el mundo, o las múltiples leyes y normas viejas y nuevas,  que solo construyen prisiones, cárceles y lugares de encierro para volver locas y exterminar a gente subalterna, racializada y precarizada, en nombre la tratos más humanos y dignos. La esclavitud nunca se ha ido, fue reformada, recuérdenlo, no de gratis las cárceles son racializadas. Y sí, Estados Unidos lo creó todo, fue su plan. La reforma siempre funciona en complicidad con lo hegemónico. Es decir, con aquello que no somos. ¿En qué beneficia una reforma, a una marika mestiza tercermundista, afro-india descendiente, sin lugar propio ni seguro para ser-existir, salida del barrio caliente Sabana Perdida de Santo Domingo y aún neo-colonia Rep. Dominicana? ¿Creen que modificar la ley que me construye como lo otro y me oprime, me beneficiará en algo? ¿creen que haciendo una ley antidiscriminación me ayudaría? - pensando en Dean Spade, tengo claro que “sus leyes nunca nos harán más segur*s”. No quiero más leyes, porque al final quien terminará en la cárcel por discriminarme no será el sujeto hegemónico si no el chamaquito prieto de mi barrio, que criado en el régimen heterosexual me llama todos los días: Waquel maricón. Recuerden, la cárcel es producida por el poder y el poder le pertenece al imperio. El poder es un producto que construye el mundo y sus instituciones, como señala Fucó. 


Este mundo de miseria quiere reformas porque sabe que está en etapa terminal, teme morir; sus parásitos que lo habitan y constituyen no quieren perder el cuerpo que los aloja. Por eso quieren reformar, por eso hoy tenemos a jefes de policías negres, por eso tenemos a gente lgbtiq+ vendedoras de McDonald's y Burger King, dirigiendo sus compañías de muerte y publicitando sus productos de cáncer. Por eso Nike pone a chicas trans negras talla plus de modelo. Pensando en Ochy Curiel, hay que saber que la inclusión es un engaño, abran los ojos. Incluir es reformar, no desmontar la casona y quemar la plantación. Es otra forma de neoliberalismo multicultural. Lo multicultural siempre será una captura, porque su existencia confirma la norma: la cultura del dominador, del sujeto hegemónico, la cultura dominante que domina porque hay un dominado. La reforma de ley no quita la rodilla policial del cuello del pobre subalterno, presionado en el asfalto hasta morir. Todo lo contrario, la mantiene…me rehúso a cambiar la decoración de la casa, quiero prenderle fuego. Exijo mi derecho a la defensa, exijo mi derecho a la venganza.

 
Foto por Estrella Errante
 

Sigamos destruyendo el mundo: no soy un hombre

Si nos queremos desprender, hay que destruir el mundo, hay que derribarlo, hay que desmontarlo.  No vale cambiar la decoración, ni la ubicación de los muebles, ni el color de las cortinas,  esas cortinas que cubren la explotación de mujeres en Nepal, en Haití y en las zonas francas de la República Dominicana del Caribe negro, que cubren el despojo de pueblos enteros y comunidades afro en el Caribe y rompen con el tejido comunitario indígena en el sur de México, que cubren detenciones arbitrarias y desapariciones forzadas de los Necros-Estados criollos republicanos en este proyecto colonial ocupacionista llamado América Latina, y falsamenenta sostenido por la idea eurocéntrica de la democracia liberal. No vale la pena cambiar el color de esas cortinas que sustentan las mineras extractivas canadienses, porque también son las mismas que se edifican como  muros de derecha al estilo Trump y Netanyahu y dejan morir a migrantes y desaparecen territorios como lo hace Israel con Palestina. Esas cortinas son las que dividen a la gente de bien de los delincuentes, las que crean bajo la lógica del derecho colonial a “delincuentes - vidas perdibles” y a ciudadanos - vidas centrales, o en otras palabras: la blanquitud”.  Estas cortinas son las que nos  hipnotizan para hacernos creer que las cárceles son buenas y necesarias. Son las mismas que permiten ciudadanías de primera y nada más, porque en este mundo debes ser blanco, heterosexual, capacitado y propietario, para poder sentarte en la mesa. No hay espacio para las travestis - marikas negras, nunca habrá. Ni lo pienso. De todas formas ¡No queremos tampoco sentarnos en su mesa, construida con nuestro oro y sobre nuestros cuerpos! 

Destruir el mundo significa arruinar el plan del heterosexismo como sustento de las identidades hegemónicas que sostienen a su vez el capital. Si queremos definir el mundo, la colonalidad heterosexual es su definición. Este mundo no es más que colonialismo y heterosexualidad.  Si lo queremos hacer desaparecer, hay que dinamitar sus categorías identitarias hechas en clave dicotómica para usufructo del artificio de la  producción humana que está hecha para crear sus sujetos fijos - masculinos y femeninos - con fines de encapsulamiento y encierro, fugarnos de este mundo es eliminar la colonialidad moderna de género de la que hablaba Maria Lugones. Es que no quiero ser varón, yo no decidí eso, a mi nadie me preguntó si quería ser heterosexual, les renuncio y me largo. No me convence su fábrica binaria de creación autoritaria de humanidad bajo el paradigma blanco sexo - género, no quierro que me reconozcan otro género, quiero vivir sin uno, sin sexo, sin clasificación alguna… repito: no quiero ni género ni sexo. Soy ciborg, pensando en la Haraway o mejor dicho, quiero ser frontera como Anzaldúa o mestiza como la chicana Chela Sandoval. 

Gloria Anzaldúa en Movimientos de rebeldía y culturas que traicionan, nos dice: “el mundo no es un lugar seguro para vivir”, refiriéndose a este lugar colonizado por la cultura dominante heterosexual… quisiera justamente pensar que como aquí no hay más destino que la muerte, es momento de escaparnos y construir otros mundos. Quiero vivir en otro mundo, sueño con otros mundos, me imagino otras vidas posibles. ¡Vámonos, no quiero morir aquí, nuestra resistencia es soñar una vida otra!

Insisto, lo repito: ¡No soy un hombre!

Mi vida, nuestras vidas nacieron administradas, eso quiere decir que hay alguien que lo hace. La colonialidad moderna occidental define los marcos de quienes somos y por ende, nuestras identidades, identidades que pueden ser cárceles o también en mayor o menor medida estratégicas (4) como modus de sobrevivencia dentro de este mundo que no es otra cosa más que la colonialidad. ¿han pensado lo absurdo del sistema sexo-género? Es una verdadera dictadura que configura aparatos simbólicos y de clasificación subjetiva constituyendo leyes de existencia que delimitan dentro de la fábrica de la cis-hetero-ciudadanía blanca quien, desde dónde y qué se puede hacer (5). Es decir, la dictadura de la cis-hetero-ciudadanía no es otra cosa que la tiranía totalitaria del binarismo de sexo-género que funda las ficciones “hombre-mujer blanco” como naturales. En este cis-tema nuestra experiencia otra queda totalmente fuera de la arquitectura de inteligibilidad de la existencia humana civilizatoria. Es decir, somos constituidas como las desechables del mundo o en palabras de Franz Fanon en  Los condenados de la tierradestinados a la servidumbre y a la muerte a favor del sostenimiento de la blanquitud”. En estos marcos necro-nacionales, quienes estamos habitando las orillas de la tierra y somos subjetividades desbordadas de los centros económicos del heterocapitalismo, no decidimos nada. Con esto no quiero decir que no hay ventanas cimarronas o líneas de fuga (6) que nos den la oportunidad de resistir dentro de esta matriz de control, pero lo que sí estoy diciendo es que dentro de la colonialidad-capital-modernidad las opciones que están sobre la mesa del amo ya están territorializadas e incorporadas a los aparatos de Estados. En otras palabras, su inclusión, sus leyes de igualdad y no discriminación, sus cuotas y sus sillas de representación en la mesa de lxs amos, no son fugas ni cambios, son reformas engañosas que hacen la matriz de poder más infranqueable y aún más colonial. Las decisiones en los términos de la globalización y en los tiempos del capital, están limitadas a las opciones de muerte dentro de la domesticación general  en la heterosexualidad obligatoria y en el capitalismo como régimen socio-económico de producción de subjetividades funcio-productivas que opera en la lógica de la oferta y la demanda, de la fabricación en masa y el consumo depredador de la in-vida…


Ante este escenario, me declaro exiliada de la heterosexualidad forzada, me declaro pájaro en vez de hombre-sano, me declaro migrante en vez de ciudadana. Asumo que el Instituto Nacional de Migración (INM) me persigue y vigila, y complica mi vida por no darme permiso de trabajo si no soy una apta portante de credenciales coloniales del Estado mexicano. Tengo el permiso temporal con vigilancia incluida que la naturalización colonial que me funda como mexicana. Antes de todo eso, soy negra, afro-india -descendiente, prieta, maricón, travesti, mestiza...no sé qué tanto aguente, pero es una oportunidad de fuga cimarrona rehusarnos a los mecanismos de asimilación estatal. Sin embargo, reconozco la complejidad de esto, porque estamos hablando de acceso a “derechos”, puntualmente de subsistencia en algunos territorios. Vivo una gran contradicción, porque necesito mi permiso de trabajo para comer, pero sé que esos papeles del Estado son otra herramienta de lxs amosMe declaro desertora de la familia nuclear, me declaro no funcional para los tiempos y las lógicas del capital - a pesar de trabajar por un salario sin derechos laborales. Me declaro esteril, me declaro sin futuro, soy solo presente. No sé qué esperar de mí, no sé qué esperan otros, no esperen nada, porque me declaro más travesti que nunca, anormal, partío, femenino, inviable para tener familia y en este tanatocapitalismo que ensombrece el mundo. 

Mi vida es no ser un hombre, no quiero. No quiero ser un hombre, no soy un hombre. Tampoco quiero transitar al otro lado binomial que constituye la matriz de pensamiento dicotómico de occidente, no quiero ser una mujer, ninguna de esas dos ficciones me interesa habitar. Son posiciones en tanto que organizan el mundo a través de las fiscciones “hombre -mujer” - repito - estos lugares son literalmente “posiciones político-históricas construidas por la colonialidad” que hace realizable el régimen del capitalismo heterosexual moderno colonial globalizado . (7) Me rehúso a jugar, no soy un hombre, no soy una mujer, no soy humana. Quiero tierra, quiero devenir en rizoma, quiero ser montaña, quiero ser desorganizada y difusa, quiero ser animal, quiero ser río, quiero ser perro, pez, gato, no quiero entender como un buey y no entendería la carrera armamentística entre potencias ni el bombardeo de pueblos y el asesinato de pueblos en nombre de la “igualdad”. 


No soy un hombre, soy una travesti. Como travesti quiero generar abyección y contaminación social, dañando los procesos organizativos de la heterosexualidad. Lo repetiré un millón de veces: como Anzaldúa (8) “soy también la amenaza de la sombra, porque habitar la sombra y no las claridades, significa no habitar la blanquitud, es habitar la frontera como identidad y amenazar la viabilidad futurista del hetero-capitalismo”. Soy una travesti sin órganos, no tengo pene, no tengo vulva, no tengo esa marca, soy más que eso. Soy una negra antes que humana, soy un animal no humano, soy una toro, soy un animal de montaña. El devenir y el cimarronaje nunca es humanista. Repito:mis ancestras se escapan no fundando una plantación, sino un quilombo. Soy otra cosa escapada del entendimiento de la blanquitud, soy algo que la blanquitud heterosexual no comprende. Por eso no soy queer, lo queer es estadounidense, queer es blancoide, del norte. En el Caribe no éramos queers, éramos desviados, torcidos, no derechos, pájaros y maricones. Éramos y somos negres...para mí lo queer tiene un componente de clase, viven en otras coordenadas heterosexuales de ciudades gayfriendly, yo soy travesti.

No soy queer, soy negra.

No soy queer, soy india.

No soy queer, soy maricón.

No soy queer, soy pájaro.

No soy queer, soy joto.

No soy queer, soy afromestiza.

No soy queer, soy cimarrona.

No soy queer, soy prieta.

No soy queer, soy enferma.

No soy queer, soy migrante.

Soy tierra, soy colectivo, somos aire, no soy mundo.
No soy queer, soy travesti.

No soy queer porque no soy humana, 

no soy queer porque no soy blanca, no soy queer porque no soy ni Butler ni Preciado.

 
Diseño por Blclava

Diseño por Blclava

 

Cortémosle el oxígeno y vámonos

Si queremos escapar, prendámosle fuego antes de cerrar la puerta. Hay que entender que debe de dejar de ser mundo, que debe de des-existir, sus molaridades - nunca partículas deben  desaparecer en el aire, cortémosle el oxígeno y vámonos. Asfixiémosle con su propia almohada, cuyo interior está lleno de sangre de sus genocidios, de sus tráficos de personas  y de sus armas que alimentan guerras civiles en el tercer mundo, de sus guerras provocadas, de su imperialismo y colonialismo, de sus racismos epistémicos que eliminan otras formas de habitar esta sociedad-mundial que ya está mal. Matémoslo con su almohada llena de su propia basura que en el fondo le avergüenza. Por eso lo  esconde allí, para dormir sobre su terror mientras lo ignora, teme que sea descubierto, aunque sea un secreto a voces … Aún sabiendo esto, no entiendo por qué creemos en la falsa promesa de la modernidad de occidente, si siempre ha sido muerte.  El mundo es hetero-binario-blanco, está fundado en la dicotomía misma, es varón y mujer. Hablemos claro, dejemos de mentirnos a la cara, nos mentimos tanto que no diferenciamos nada de la ficción. Hasta creemos que el sexo es biológico -mentira radfem terfista-. Les recuerdo a su referenta blanca Simone de Beauvoir, que a ella si la oyen: biología no es destino. Ya no busquemos un destino aquí, la esperanza y el futuro es blanco, vámonos a otro lugar. 

Sobre la expulsión de esta marika afro-mestiza

A mi me echaron cinco veces de distintas escuelas en un año por marika, por maricón, por mariposa, por partío, por mujercita. Mi papá negro, que solo fue a la primaria,  le dijo a mi mamá mestiza, “ya déjalo bruto, ese muchacho no quiere etudiá”. Mi mamá, mujer que solo tiene la secundaria, le respondió: “Nooo, es lo único que le podemos dar: educación”. Educación colonial heterosexual, pero no juzgaré a mi madre precarizada, trabajadora del doméstica, vendedora de aguacates y olvidada por el feminismo, por desear educación para mí. 

Me han echado de muchos lados. Me han dicho tantas veces que soy, que no soy, que debo ser y cómo debo serlo. Yo soy un producto del Estado, de todos los poderes (9). Me planearon, pero al mismo tiempo no me esperaban, todo una contradicción. De ahí salgo, de la mismísima contradicción. Me dijeron sé hombre, pero devine marika-travesti con pluma heterodisidente manchada y afro-mestiza…Cuando a mí me echan de los sitios, yo les respondo: “que de mejores lugares me han echado”. Ya van tantos. De la escuela, de la universidad, de la familia, de la inexistente comunidad lgbtiq+, del movimiento negro y hasta del feminismo. Por diferentes razones, pero siempre por la misma cosa a la vez: yo. Se me tiró a la calle por no tener una identidad clara, inteligible y homogénea. 

De la escuela me echaron a los 7 años por llegar cantando: “Marimar (inserte un grito sensual y agudo, como si estuvieras cogiendo y viniéndose en pleno clímax)…costeñita soy”. Justo estaba viendo la telenovela mexicana en pleno solazo del Caribe. Yo mariquita desde chiquita, encontraba en esos dramas una potencia intersubjetiva e inter-intra-dialéctica que confortaba mi reprimida feminidad, autocensurada y enterrada en mi misma por la biopolítica heterosexual del nombramiento varón. La Thalía me hizo devenir en Marimar, María la del Barrio y María Mercedes  desde bebé, después de eso todo fueron balazos y guerra,  especialmente en la escuela heterocolonial vigilante del fascismo a la que me obligaron a ir, que siempre me maltrató. Una vez una profesora me dijo que “dejara de comportarme como mujercita, que por eso me relajan los muchachos”, yo  le lancé un borrador a la cara…luego me expulsaron por dos semanas. Pues yo siempre, sin importar que pase sería la responsable. La verdad nunca estaba de mi lado, luego entendí que la verdad es construida por la estructura, y que tanto la verdad como la estructura son patriarcales, androcéntricas, heterosexuales y blancas modernas coloniales, por  lo que yo,  siempre sería el monstruo, o como me decían: el antisocial.  

En la universidad me dijeron “bájale de pedos si quieres acabar la carrera”, pero no les contaré más porque sigo censurada. Les cuento cuando me den el título. No sé para qué lo quiero si viene de una institución blanca y colonial, pero en fin, ya me acostumbré a ser incoherente, porque la coherencia es propia de la blanquitud y la buena moral. Les renuncio, y les dejo su coherencia sobre la mesa en la que nunca me sentaré. 

La familia nuclear - papá - mamá - es un lugar de encierro como la cárcel. Al menos para marikas mestizas tercermundistas empobrecidas en estados coloniales como los de donde vengo. Nunca digo que migré de República Dominicana. Yo me fugué de ahí, como cuando sales sin agarrar nada por una ventana y corres tanto que sientes que se te sale el corazón, y te das cuenta que puedes respirar a todo pulmón por primera vez. Yo me fui, escapé de la casa de lxs amos. Dejé de cumplir sus reglas, pero todo esto es a medias, porque salí de ahí, pero me metí en otra vaina no menos peor. No les hablaré de México, porque luego me deportan y ya suficientemente vigilada me tienen. 

Me han echado del feminismo también. Me dijeron que mujer se nace, que el sexo es natural y biológico, que eso de “ser travesti - ni hombre ni mujer” es una farsa. Les dije que no puede ser una farsa, porque yo existo y si existo entonces significa que estoy aquí. Le dije que me había acercado al feminismo porque me habían dicho que “biología no es destino y el patriarcado es heterosexual”, porque pensé que estaban en contra el sistema sexo- género que nombra, encasilla y jerarquiza relaciones y vidas. Pero me dijeron que sí, pero solo si se trataba de identidades claras y fijas, o sea de mujeres, que todo eso que digo aplica, pero solo cuando asumimos que somos “varones y hembras”, que todo lo demás no aplica. Les pregunté: ¿oigan y no será que están perpetuando la hetero-colonialidad del sistema sexo-género y la heterosexualidad como régimen político (10) , al encasillar, eliminar y cancelar la existencia otra de múltiples vivencias desbordadas de los centros y colocadas en las periferias… de marikas que no somos hombres, ni mujeres, pero si vivimos en los fondos de la subalternidad, construida por la colonialidad y el individualismo del capital…? ¿acaso el patriarcado y la razón androcéntrica no nos oprime, a tal punto que nos asesinan, por ser marikas, travestis y trans? Y me dijeron:  sí, pero el feminismo no es la madre de todas las luchas, así que mejor vete, no te queremos aquí, juntate con los hombres socializados como tú; y me expulsaron. 

Y del movimiento negro, ni les hago el cuento largo. Esos me dijeron mestiza para insultarme, cuestionaron mi afrodescendencia, me dijeron producto de la violación. Me exigieron congruencia de raza, y me exigieron ser afrocentrada. Les renuncié en la cara, les dije: quédense con su raza pura, entendí que la política de identidad sin cuestionamientos es esencialista, lo que es jugarle a la reproducción del sistema moderno colonial. Reproducen lo que critican.

¿Por qué besaste a la transfóbica, por qué besaste a la blanca, por qué sigues besando a la heterosexual ?

Nandito, ¿por qué besaste a la maldita transfóbica? - esta pregunta la han hecho muchas marikas, para quienes las telenovelas han sido profundos procesos políticos de encuentro con la mariconería antifacista. El mundo que pretendemos acabar, es experto en asimilar (11). Por eso el capitalismo construye sus propias oprimidas, universalizando sus experiencias sobre el resto del mundo. Haciendo colonialismo discursivo y racismo epistémico. Ya les conté sobre mi expulsión del feminismo. Pero es que no sólo expulsan cierta facción de este no-movimiento, sino que cancela y extermina existencias otras. Ejercen violencia ontológica  y epistémica al negar la posibilidad de ser otra cosa que se salga de las lineas de la identidad cis-heterosexual. Tienen un casamiento con la blanquitud, el régimen heterosexual, la colonialidad y el capitalismo, entramado que conforman este  sistema de dominación que necesita de la familia nuclear y el binarismo de género heterosexual  para estar y hacer este mundo, el cual es una maquinaria global  de explotación y desigualdad. 

Por mucho tiempo, yo me peleé con el mundo que hoy quiero destruir. Discutí incansablemente contra quienes se atrevían a decir  “feminazi”, por ser un término detestable y odiante que viene de un blanco racista familiar del KKK en los 90s que falazmente asoció el derecho al aborto al Holocausto. Sin embargo, más allá de esta errónea asociación taquillera propia de una narrativa mediática espectacularizada al estilo gringo, quiero decir que la realidad es que lo terf (12) sí comparten algo con el nacionalismo, y es que ambos son de extrema derecha y profundamente fascistas. Porque para expulsar del feminismo, el cual dicho sea de paso, se ha construido en lógica de propiedad, se valen de la negación y la cancelación de la existencia ontológica de otra persona. No hay algo más  fascista que negar la identidad, la experiencia y la voz de otras personas que contra toda adscripción biológica, te dice: EXISTO. Las terfs hablan por las demás, negando la multiplicidad de vidas. Ser terf no es feminismo trans excluyente, es fascismo y la anulación total de las identidades trans que se escapan del orden biológico de la heterosexualidad obligatoria. Es fascismo porque es apartar lo trans en un mundo de muerte dónde las personas no cis, son precarizadas, asesinadas y donde sus vidas siempre están en cuestión. Ser terf es generar acciones y narrativas desinformantes de muerte, es propio de la derecha para negar derechos y posibilidades otras, lo terf es fascismo porque elimina al otro a través de las políticas territorializantes de reconocimiento, no en lógica de querer la aprobación sino en desconocer para anular. El terfismo es aliado de la iglesia y la moral cristiana. Piénsenlo: las terfs y el Vaticano están del mismo lado cuando se trata de defender la biología hetero-cis-sexual del cuerpo humano. Un principio básico para saber que no vamos tan mal es siempre  ir contrario a lo que diga el Papa. Lo terf es colonial. Lo terf es más nocivo y violento de lo que pensamos, es el fascismo articulado para joder a quien ya está jodido. Por esto, y otras razones, nunca te perdonaré Nandito, que hayas besado a la transfóbica. 

Sobre el no – plan de escape

No tengo un plan. El plan de escape de este mundo es no tener un plan. Si lo planeas ya lo saben, y si lo saben te asimilan. El plan es no tener pasos claros. Un escape es resistir en el amor revolucionario, del que habla Chela Sandoval, y ante el discurso de odio, relacionarnos desde el entendimiento de las muchas geografías de vida, es una oportunidad que no podemos dejar ir. Fugarnos es descolonizar la episteme occidental y colonial, y pensar desde otros lugares y con otros horizontes y con gentes otras con las cuáles se pueda tejer otros cosmos.



(1) En un momento de preocupación, Iki Yos Piña me dijo “autoconsérvate”. Agradezco mucho su abrazo al corazón.

(2) Pienso en “ecología” a partir de Boaventura de Sousa Santos.

(3) 2013. Curiel, O. La nación heterosexual. Análisis del discurso jurídico y el régimen heterosexual desde la antropología de la dominación.

(4) 1999. Espinosa, Y. ¿Hasta dónde nos sirven las identidades? Una propuesta de repensar la identidad y nuestras políticas de identidad

en los movimientos feministas y étnico-raciales.

(5) 2016. Adlbi Sibai, S. La cárcel del feminismo: Hacia un pensamiento islámico decolonial.

(6) Pienso en “líneas de fuga” en Deleuze y Guattari.

(7) 1997. Oyěwùmí, O. La invención de las mujeres. 2008. Lugones, M. Colonialidad y Género.

(8) 1987. Anzaldúa, G. The Borderlands/La Frontera.

(9) 1979. Foucault, M. Microfísica del Poder.

(10) 1992. Wittig, M. Pensamiento heterosexual y otros ensayos.

(11) 2007. Puar, J. Ensamblajes terroristas: el homonacionalismo.

(12) TERF: Trans-Exclusionary Radical Feminist.

Otras referencias: 

2003. Davis, A. ¿Son obsoletas las prisiones? 

s.f. Spade, D.  Sus leyes nunca nos harán segur*s. 

2019. A. Quijano. Anibal Quijano ensayos en torno a la colonialidad del poder. Ediciones el Signo. Duke University.