Cuando Harlem hizo vibrar al mundo. Capítulo II: Gladys Alberta Bentley

Gladys Alberta Bentley

Gladys Alberta Bentley

Por Bronny

Mirar al suelo en mitad de la noche mientras las estrellas te describen su belleza con su luz, es como ignorar la contribución del Renacimiento de Harlem al mundo. En un clima nacional en el que se respiraba el desprecio a todo lo que no fuese blanco y heteronormativo, hubo artistas que pretendiéndolo o no, lucharon siendo lo que siempre les negaron. Desde su negritud, desde su condición sexual: seres humanos.

Gladys Alberta Bentley nació el 12 de agosto de 1907 en Filadelfia, en el seno de una familia humilde. En aquel entonces, incluso en el Norte las personas negras lo tenían difícil para salir adelante.

No había pasado mucho tiempo desde que W.E.B. Dubois publicó el que se considera el primer estudio sociológico sobre una comunidad afroamericana en EE.UU. (“El negro de Philadelphia”), encargado por la universidad de Pennsylvania. En este estudio se evidenció que las personas negras pagaban más por el alquiler de sus viviendas que las personas blancas, y por si fuera poco, percibían menos ingresos en su enorme mayoría. A los problemas socioeconómicos que se derivaban de una situación tal (falta de acceso a educación, sanidad etc.)había que sumar una continua discriminación racial.

La familia de Gladys no era una excepción y encima la pequeña “no ayudaba con su actitud rara”. A parte de mostrar una curiosidad asombrosa por la música también mostraba interés por las niñas, no se sentía cómoda con los vestidos que le ponía su madre y le cogía la ropa a sus hermanos. Tenía ocho años cuando su refugio, la música, le daba más compañía que la frialdad de su hogar y las humillaciones de sus compañerxs de escuela, quienes se metían con Gladys por ser más grande de lo normal y por tener una actitud poco heteronormativa.

A medida que iban pasando los años y los problemas en su hogar se hacían menos sostenibles, sus padres la llevaron a los médicos con la esperanza de que la ciencia les pudiese ayudar. No era normal que su hija prestase más atención a las maestras que a los libros (como tiempo después declaró la propia Gladys). Se le derivó a un psiquiatra y su diagnóstico fue: “Inadaptación social extrema”. Su familia no sabía qué hacer con una hija que rechazaba a los chicos y que sólo parecía tener música en la cabeza. Gladys huyó. Tenía 16 años cuando decidió que Harlem sería su nuevo hogar. Las calles del jazz y blues serían su sonido. En esas calles parecía que el talento negro no tenía que pedir permiso para entrar.

 
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Eran las calles donde se escuchaba el inicio de la revolución en el jazz de Louis Amstrong, las calles en las que las letras de L. Hughes empoderaban a una etnia con hambre por hacerse ver. Harlem era baile, pintura, poesía, música, libertad y ORGULLOSAMENTE NEGRO y Gladys era música y ORGULLOSAMENTE LESBIANA. Aunque se sabe que otras artistas con las que intimó afirmaron que tras los shows no era raro que también se fuese con algún hombre. Su primera oportunidad vino en forma de propuesta discográfica, pues el sello Okeh Records en Nueva York le ofrece grabar ocho canciones a cambio de 400 dólares. Tras perfeccionar su técnica empezó a actuar como pianista y cantante en los famosos “SPEAKEASIES”, locales en los que con gusto, se violaba la Ley seca. El club de ambiente gay “Harry Hansberry’s  Clam House” fue uno de ellos. La artista entendió pronto que la magia de lo visual es más de la mitad si se pretende enganchar al público, así que optó por vestir en sus shows con ropa asociada al género masculino: pantalones, frac, un gran sombrero de copa, un bastón y mucho atrevimiento. No sólo llamaba la atención si no que le gustaba lo que veía cuando se miraba en el espejo.

 
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Cuando se sentaba delante del piano y cantaba, sentía que la música era el mar de libertad que siempre se le negó y que nunca la juzgaría por su físico, por su condición sexual o su etnia. Enseguida llamó la atención... Su tamaño, su voz, su forma de tocar el piano y su vestimenta asociada al género masculino no pasaron desapercibidas. Le encantaba y ganaba dinero haciendo lo que le gustaba. Además interpretaba canciones conocidas y le cambiaba la letra mientras coqueteaba con las chicas del público. A veces se hacía llamar “Fatso Bentley” otras “Bobby Minton”. En 1930, afirmó haberse casado con una mujer blanca en Atlantic City. En 1933, Gladys a sus 26 años y cuando se da por terminada la Ley Seca, decidió probar suerte en Broadway, vestida con su famoso atuendo a veces haciéndose llamar “Fatso Bentley”,  pero siendo conocida como Bobby Minton. Con 130 kilos generó la suficiente controversia como para que cerrasen las salas donde actuaba, obligándola a regresar a Harlem, donde actúa en el “Club Ubangi”. En sus shows incluía a hombres ligeros de ropa o con ropa asociada al género femenino. En  1937 tras decaer su fama e ingresos (entre otras cosas por la Gran Depresión y el fin de la Ley Seca) decide poner fin a su estancia en Harlem. Se trasladó a la costa oeste junto a su madre con la que comenzó viviendo en un pequeño bungalow y actuó en clubes como “El rancho” en Los Ángeles o en el mítico “440 Mona's Club”, primer club lésbico de EE.UU abierto en 1936.

Llena de incertidumbre, pero con las mismas ganas e ilusión que cuando llegó a Harlem, Gladys volvió a levantar el vuelo e intentó conquistar un nuevo público aunque había factores que dificultaban su ascenso en lo económico. La Gran Depresión iniciada años atrás parecía no acabar y todos los sectores sufrieron. (En los años 30 cuando incluso el pasotismo habitual de la Casa Blanca en lo que a segregación racial se refiere, se intentó poner fin con una serie de medidas sin éxito a los cientos de torturas publicas sucedidas desde el final de la guerra civil de 1865 hacia la etnia negra. Pero los linchamientos fueron a más). Entre finales de los años 1930 y 1940, Gladys firmó con el sello EXCELSIOR y sacó cinco discos, aunque su fuerte eran los shows en vivo. Y eso se veía reflejado en las ventas de sus trabajos, los cuales no tuvieron el reconocimiento que buscaba. Bentley tuvo que solicitar permisos especiales para que la dejasen actuar con ropa asociada al género masculino. 

A medida que los años 40 iban terminando la hermana Gladys tuvo que hacer lo que se prometió que jamás haría, negarse a sí misma. El Comité de Actividades Antiamericanas creado a finales de esa década se encargaba de registrar las faltas o delitos morales propios de una conducta antiamericana y que se asociaba a comunistas, grupos que reclamaban sus derechos como lxs negrxs y los disidentes sexuales. (Para situarnos, estabamos en plena era McCarty e iban a por Gladys por faltar a la moralidad nacional por el estilo de vida que había llevado hasta la fecha, incluyendo la supuesta boda años atrás con una mujer y blanca). Es entonces cuando en un claro intento de mostrar normalidad, Bentley mueve ficha y asegura haberse casado con un hombre en 1950, año en el que se deja ver en un programa de tirada nacional tocando el piano y cantando en el programa conducido por Groucho Marx "You bet your life".

 
 

También acordó una entrevista en EBONY, la revista negra más importante del país en aquel entonces (fundada en 1947).La entrevista salió en el número de agosto de 1952 (año en el que asegura haberse casado de nuevo con otro hombre, 16 años más joven que ella de profesión cocinero).  El titular de la misma era “Soy una mujer de nuevo”. 

 
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Se puede ver a Gladys Bentley en un papel muy diferente al que tenía cuando salía de sus shows con compañía femenina en los años 20. Unos pocos años más tarde, Gladys Bentley enfermó de gripe común, derivó en una Neumonía y falleció el 18 de enero de 1960.