No soy racista pero...
Por Bronny
¿Hasta qué punto la conciencia social en lo referido a prejuicios está activa?
A menudo lo que creemos que es un rápido avance hacia la senda de la igualdad (por muy de moda que estén algunos elementos que constituyen al supuesto avance como sucede con BLM) solo es una ilusión. Ante problemas sociales como el racismo cuya normalización en las estructuras constitucionales de numerosos países ha estado ampliamente extendida -y a su vez bañada por el desprecio a lo NO BLANCO-, solo hay un factor que acompañado de acciones es determinante para evaluar los supuestos cambios: EL TIEMPO.
Si hablamos de racismo, ineludiblemente podemos dejar fuera la lucha en la que tantas personas de un modo u otro habitamos: el antirracismo. En esta línea, la historia nos recuerda que cuando en el entorno de las élites gubernamentales se esparce cierta sensibilidad hacia colectivos racialmente oprimidos, el cambio que proponen (si es que lo proponen) nunca llega a ser efectivo. El sesgo de su visión se produce por los altos niveles de desconexión hacia la parte de la sociedad que nunca vieron como iguales. Y todo esto pese a haber contribuido a la creación de una estructura que retira la humanidad a las personas NO BLANCAS -constituyentes de esa otredad-, las cuales solo han entrado en “el terreno de juego” cuando sus opresores les necesitaban. Por ejemplo esto sucedió en la Guerra de Secesión de EE.UU. donde casi 200.000 negros lucharon a favor del Norte y cuando la guerra terminó, las personas negras entraron en uno de los mayores regímenes de terror conocido como el PERIODO JIM CROW, principalmente en el Sur. Otro ejemplo es Portugal que ciega de racismo imperialista armaba a las personas negras para que lucharan contra ellas mismas y así conservar las colonias. Y es que, en la historia reciente podemos comprobar cómo incluso en el terreno artístico las personas negras fueron usadas. El jazz solo se empezó a valorar cuando los músicos blancos y el público caucásico lo empezaron a interpretar. Al igual que con los bailes swing y con gran parte de lo que vendría después.
Si hablamos de la actualidad, se ha visto como recientemente ha habido una nueva toma de conciencia por parte de muchas personas blancas a raíz de sucesos racistas como el asesinato de George Floyd. Eso sí, la toma de conciencia queda aprobada por algunas personas blancas solo cuando las agresiones racistas son demasiado obvias, pero quedan en entredicho cuando nosotrxs reclamamos -independientemente del lugar donde sucedan las agresiones racistas-. No es una toma de conciencia que goza de robustez porque se ha reafirmado la postura del “imperio de la ley” y la falsa creencia de que todo el mundo es igual, invisibilizando un problema tan enraizado en la sociedad y desde hace tantos años. También ocurre que quien reclama igualdad y defiende sus derechos ante los abusos, es un victimista producto de la manipulación política. Así se reducen las protestas a una especie de capricho étnico-generacional. Las críticas que se reciben no vienen a construir en comunidad, vienen a reiterar lo supuestamente débiles y sensiblones que son lxs que denuncian el racismo, venga de donde venga.
Muchas personas aseveran que el racismo no es un problema en la actualidad, es más, piensan que no existe. Esta posición en su mayoría carente de semántica y sin trasfondo histórico como para poder sostenerse con buenos argumentos, tiene más peso del que se cree y pese a poder ser rebatida, tiene el atrevimiento de considerar a quien se defiende desde el antirracismo como alguien con una vacua rabieta, a pesar de tener datos,experiencia vital y en muchos casos estudios que avalan lo que defiende. Porque sí, estar en contra del racismo muchas veces también es estudiar. No solo basta con saber que éste tipo de discriminación sucede, pues quedarse en la parte más superficial de la obviedad puede llegar a ser limitante. También es necesario complementarse con lecturas e historia, para que todo lo que se argumente no quede en el terreno de la subjetividad y sea perfectamente constatable.
Por un lado la efervescencia del caso George Floyd pone el foco una vez más, casi en su totalidad, en el racismo de EE.UU y vuelve traslúcidos los casos en los que el racismo también permea en otros países. O dicho de otro modo, para muchas personas que inicialmente no estaban en el antirracismo, solo existe un tipo de racismo, y es el que sucede en ese país. Entienden que ese tipo de prejuicio ÚNICAMENTE es sinónimo de violencia física. Y dado que se puede explicar en una línea temporal definida (imposición de la esclavitud a personas negras, negación de la humanidad, implantación de leyes que niegan los derechos humanos) es el que terminan validando. Ergo terminan creyendo que todo lo que se salga de ese marco de visionado prefabricado, no es racismo. Como por ejemplo sucede con las paradas policiales por perfil racial en suelo español (pese a que en el año 2012 el Ministerio del Interior enviase una circular en la que entre sus puntos aconsejaba que no se continuase con esa práctica, se sigue realizando) que también son racismo.
Racismo también es creer que el estadio negacionista es la única verdad. Racismo es no escuchar, no darse la oportunidad de revisarse, de aprender de quien dabas por hecho que no puede enseñar. Racismo también es decir “YO NO SOY RACISTA PERO…” y continuar siendo un emisor de prejuicios, a veces ocultando la fobia a lo NO BLANCO bajo el famoso “es una broma” ó “ ya no se puede decir nada”. Racismo es inferir un falso victimismo a quién sí sufre y sentirse atacado cuando el receptor del prejuicio procura defenderse. Racismo es asumir que el racismo no existe porque tienes amigos negros. Recuerda que para ti es tu amigo, pero para otro que piense como tú puede ser un negro de mierda. Racismo es creer que “ir de negrx” es algo guay. (¿A cuál se refieren? ¿Al que se deja la vida en el Mediterráneo Dime?). Racismo es considerar ciudadano de segunda generación a alguien que ha nacido en tu mismo país y decir “es que encima vienen y lo tienen todo”. Racismo es dar por hecho que ser antirracista es ir en contra de los blancos. Racismo también es negar que la sociedad está gravemente enferma y que tiene síntomas que conforman un síndrome cuya cura aún está lejos...
Nunca ninguna lucha se ha definido por la aceptación superficial de los críticos a la subversión del grupo históricamente oprimido (en este caso las personas negras) ya que ésta venía a robarles sus privilegios. La lucha hacia la igualdad se define por abordar las necesidades de quien siempre ha estado por debajo (sea por leyes directas o por estereotipos) y con el apoyo de lxs aliadxs. Lo contrario se llama TUTELAR.
Puesto que el racismo es un problema social, TODXS debemos trabajar para su erradicación. Pero las líneas definitorias en la lucha sólo deben ser marcadas por quienes han recibido o aún reciben el agravio, pues su sensibilidad hacia el problema (por su condición racial en este caso) es real y no se basa en suposiciones.
Construyamos desde el amor.